El sistema sanitario español de la Seguridad social es digno de elogio. Cierto es que debe corregir lacras como las largas listas de espera, amén de alguna otra deficiencia, tal que las carencias de atención en el rural; pero es pionero en trasplantes y atención universal. También se comenta que uno de los factores que colabora en su buen funcionamiento es la entrega y sacrificio salarial del personal sanitario. Debe comentarse lo sobreexplotados y escasamente remunerados que están sus médicos, habida cuenta de la permanente formación que requiere el ejercicio de los galenos, la gran responsabilidad que supone y las maratonianas jornadas de guardias.
Con motivo del internamiento de mi madre he podido corroborar estas apreciaciones .
Mi madre no hacía más que alabar los menús de laborables y festivos. Particularmente destacables fueron los menús de los días festivos : algo de marisco, paquetito de dulces navideños, las doce uvas por Nochevieja...
Admiradas hemos quedado con la amabilidad y entrega de enfermeras y auxiliares.
Vino a estropear nuestras buenas impresiones una auxiliar de enfermería un tanto palurda, ejemplar discordante en la tónica general de amabilidad y buen hacer, garbanzo negro, manzana podrida.
- ¿ De dónde sois? Ese acento no es gallego.
- De Extremadura; pero mi hija lleva muchos años en Galicia - le dijo mi madre cortésmente.
- Pues poco se os ha pegado la entonación para vivir aquí tanto tiempo. Vamos a tener que echaros de aquí. Con lo riquiños que somos los gallegos y lo secos que son los castellanos- prosiguió tan ancha el ejemplar xenófobo, ese engendro de mujer, desconocedora , además, de las elementales nociones de Geografía.
- Los extremeños somos amables y simpáticos por lo general- me defendí atónita.
Excuse decir más por no ser tan grosera como ella. Se me quedó por decir que los tópicos son generalizaciones absurdas: no todos los castellanos son secos como no todos los gallegos son riquiños; ella ,por ejemplo ,era la excepción que confirma la regla en una comunidad generalmente acogedora.
Es una pena la ignorancia y la zafiedad de algunas personas. Clama al cielo el atrevimiento y la grosería , más en unas circunstancias de debilidad como es la enfermedad.
La xenofobia se da contra los de fuera del territorio nacional; pero no menos despreciable es este rostro torvo que asoma contra los de otra comunidad española.
Con todo, esa manzana podrida no va a enturbiar mi visión positiva y agradecida con el Sergas( servicio gallego de salud) y con sus empleados, a los que desde estas líneas doy las gracias por su buen hacer y su trato.
Se impone cuidar un sistema que ampara en los momentos de mayor debilidad, en el menoscabo de la salud. No olvidemos que en otros países la situación es muy diferente. Y que en España no siempre fue así. Antepasados tuvimos que tuvieron que vender su hacienda para costearse la atención médica.Y otros menos afortunados que directamente morían en el desamparo.
Un brindis por el personal sanitario español. Un brindis incluso por esa auxiliar xenófoba y resentida, aunque su estrechez de miras la haga poca merecedora del mismo. Chin chin. SALUD.
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