Con los brazos entumecidos de tanto prodigar abrazos de felicitación entre conocidos y desconocidos, con el remedo de sonrisa colgándole de los labios, prosaico balbuceaba ¡Feliz Año Nuevo! ¡Feliz Año Nuevo! Mientras su perversa mirada afanosa buscaba a quien clavar el puñal que escondido llevaba.
Texto agregado el 31-12-2019, y leído por 65
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