Cuando todo está al contrario,
lo correcto permite ciertas correcciones,
ajustes y rebeldes disonancias,
desordenes que ordenan la disgresión,
necesario cambio para que todo siga igual.
Cuando el mundo se subvierte,
la vigilancia, atenta y observadora,
cuida lo normal, adusta protección
que vela por nuestro sueño dogmático
y nos arrulla si nos despertamos.
Cuando la razón se inquieta,
la sinrazón se hace preguntas
y la respuesta ya no nos responde,
surge la duda sin interrogación
porque ésta ya no es más necesaria.
Cuando entre el sí y el no,
no hay ya una opción a escoger,
ni dilema, ni esperanza, ni fe,
el tiempo se traduce en arena
que nos arrastra vertiginosa al fin.
Cuando el decir no es lo dicho,
la palabra envenenada nos seduce,
nos conduce cual sierpe escondida
y nos inocula serena su falsa verdad,
revestida de correcto, de buen proceder.
Porque...
lo correcto permite ciertas correcciones
para que después siga todo igual. |