De un tiempo para acá todos lo ignoraban, Jim trataba de hacerse notar de todas las maneras posibles. A veces tosía, otras veces estornudaba, otras gritaba, pero nada. Era como si no existiera. Se mordió los labios y los labios sangraron. Fue a un centro médico a que lo curaran, pero nadie le hacía caso. Un día fue a la registraduría nacional por qué había perdido su cédula de ciudadanía. Un funcionario de pelo blanco lo atendió y después de buscar en los archivos le dijo:
- Señor usted no existe, hace un año que está muerto.
Texto agregado el 29-12-2019, y leído por 147
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Lectores Opinan
30-12-2019
Y no se había dado cuenta! Te aseguro que existen varios como Jim. MujerDiosa