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Inicio / Cuenteros Locales / carlosivankelso / Carla Romanini, crónicas de una Asesina de Hombres (1de3)

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Una semana despues de los asesinatos de Matías Alemanno y Matías Sotelo (1) y ocho semanas antes de los asesinatos de Javier Ortega Desio y Matías Moroni (2), y unas doce semanas antes de los asesinatos de Emilio Di Marco, Agustín Bernasconi, Pablo Sinema y Juan Pérsico (3) comenzó lo que voy a contaros a continuación

(1) https://cuentossangrientos.blogspot.com/2019/08/carla-romanini-la-quesona-de-los -matias.html
(2) https://cuentossangrientos.blogspot.com/2019/09/carla-romanini-la-quesona-asesina. html
(3) https://cuentossangrientos.blogspot.com/2019/10/cuatro-manchegos-quesos-de-carla.html

Un día de rutina en la Quesería, una aburrida tarde para Juan Carlos, el joven empleado, veinteañero tal vez, un muchacho muy delgado y de baja estatura, que rompió el aburrimiento al ver que una rubia joven y bella, con aspecto de modelo, ingresaba a la Quesería.

- ¡Qué minón! – pensó Juan Carlos.

- Hola. Soy Carla Lucía Romanini – dijo la mina – quiero seis Quesos como esos – y la bella rubia señaló una gran horma de Queso Emmenthal, donde sobresalían sus agujeros.

- ¿Seis? – dijo Juan Carlos - ¡Solo tengo esa!

- No importa. Conseguime seis y llevamelas a esta dirección – la rubia sacó una tarjeta donde figuraba como dirección un lujoso y amplio departamento de Puerto Madero – Los pago lo que sea.

- ¿Lo que sea? – preguntó Juan Carlos y tiró un precio totalmente alocado – 300 dólares cada una.

- Perfecto – dijo Carla – aca tenes mil dólares, lo que falta cuando me lleves los seis Quesos a esa dirección. Nos vemos… ¿Cómo te llamas?

- Juan Carlos.

- Qué nombre de viejo. Pareces un pibe, nacistes con setenta años… ¿Cómo te vas a llamar Juan Carlos? Te debes de llamar Axel, Brian, Jonatan, Kevin…

- Me llamó así. Juan Carlos.

- Bueno, Juan Carlos… si te pusieron ese nombre – dijo Carla – te pareces a un actor de “Argentina Tierra de Amor y Venganza”, sos igual al que hace de “Alambre”. Fausto Bengoechea se llama el actor.

- Sí – dijo el Quesero – todos me dicen lo mismo. Parece que somos iguales. Pero ese tiene plata, es sobrino de Darín, yo soy un pobre trabajador, un humilde vendedor de Quesos, que no tiene un mango partido al medio.

- Bueno, te espero con los Quesos.

- Me llevará un par de días conseguir los seis Quesos.

- Nos vemos en un par de días entonces – dijo Carla.

Y en un par de días, Juan Carlos (el Quesero) llevó los Quesos. Dejo los Quesos, uno a uno, sobre una gran mesa. Eran seis. Carla estaba casi desnuda, y el Quesero se sentía intimidado, casi que esperaba que la modelo le dijera…

- ¿Queres coger?

Pero la modelo nada dijo, solo observó que el Quesero ponía los Quesos sobre la mesa. El vendedor se disponía a recibir los dólares que faltaban y extendió la mano. Carla abrió un cajón, pero no sacó ningún dólar, lo que sacó en cambio, fue un revolver, con silenciador.

- ¿Qué significa esto? – preguntó Juan Carlos, mientras tragaba saliva.

- Si eras un deportista famoso o un modelo, me hubiera gustado tener sexo, con vos, así fue con Matias Alemanno y Matías Sotelo, mis dos primeras víctimas – le dijo Carla – pero vos mismo lo dijiste, sos “un pobre trabajador, un humilde vendedor de Quesos, que no tiene un mango partido al medio”, y ahora ni siquiera recibirás uno de esos Quesos tan finos y exquisitos, sí en cambio este Queso, más sencillo – y Carla señaló una horma de Queso Edam marca “Sancor” mientras apuntó con un revolver y………..

- ¡Noooooooooooooooooooooo! – gritó de terror Juan Carlos.

¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! Juan Carlos recibió los ocho balazos y su cadáver, totalmente ensangrentado, quedó en el piso.

- Queso – dijo en voz alta Carla Romanini, la asesina, mientras tiraba el Queso sobre el cádaver de Juan Carlos (el Quesero).

No fue difícil deshacerse del cadáver. Con lo chiquitito y livianito que era este Juan Carlos, la asesina tiró el cadáver en un contenedor de basura, Queso incluído.

Así Carla Romanini decidió continuar su carrera de asesina, una semana despues de asesinar a Matías Alemanno y Matías Ferrairo (1), con seis Quesos por delante por tirar.







Una semana despues del asesinato de Juan Carlos (el Quesero) y una semana antes del asesinato de Matías Nani



Era un evento de modas muy importante, y el modelo Mariano Ontañón observó que entre las modelos presentes estaba la rubia y bella Carla Romanini.

- ¡Carla! – le saludo Mariano - ¡La novia de Emilio Di Marco!

- ¡Hola! ¡Sí, soy Carla, la novia de Emilio Di Marco! ¿Vos…?

- Soy Mariano Ontañón, modelo, lo conozco a tu novio. ¿El esta por acá?

- Sí, por allá, en un rato se va para participar de una misión de la ONU en Burkina Faso.

- ¿Burkina Faso?

- Sí, Burkina Faso, ex Alto Volta.

- Desconocía que eras experta en geografía africana.

- ¿Burkina Faso esta en Africa? Creía que era una provincia de Brasil, que es el país más grande de Asia.

- Me parece que de geografía no sabes nada, Carla, ja, ja, ja.

- Ja, ja, ja – río Carla – pero dado que mi novio en un rato ya esta volando a Burkina Faso, te espero en mi departamento de Puerto Madero, creo que sos mi compañero ideal para una publicidad, podríamos hacer un buen casting juntos, lo subimos a Instagram y si a la gente le gusta, vamos para adelante.

Así fue como el modelo Mariano Ontañón rato después estaba en el departamento de Carla en Puerto Madero. Al modelo le llamó la atención ver una mesa con seis Quesos, seis enormes y gigantescas hormas de Queso Emmenthal.

- ¿Y esos Quesos?

- Estan en exposición, me gusta tenerlos, yo no los como, no como Queso para no estropear mi figura. Quizás uno sea para vos, Mariano.

- ¿Para mí? – preguntó Mariano Ontañón, con intriga y sorpresa.

No terminaba de decir eso, cuando Carla, dotada de una extraordinaria fuerza, agarró uno de los Quesos y se lo tiró encima a Mariano. El Impacto del golpe fue tal, que el modelo cayo al piso, y quedó tendido, al volver en sí, vio que Carla estaba encima suyo, cuchillo en mano, cortando una parte del Queso en cubos, y que el estaba rodeado de cubos de Queso…

- Hagamoslo en medio de estos cubos de Queso – le dijo Carla a Mariano – por algo soy una Quesona.

El modelo no pudo ni quiso desobedecer a Carla, y entonces tuvieron sexo apasionado en medio de los cubos de Queso, y del Queso, que estaba allí, disfrutaron mucho de aquello, tanto que Mariano sentía haber alcanzado el goce y la felicidad perfecta.

- Pero hay más Mariano – dijo Carla.

- ¿Más?

- Sí, más. Quiero más y tendrás más.

Carla, cuchillo en mano, se tiró sobre Mariano, y comenzó a apuñalarlo salvajemente, le dio un brutal cuchillazo en el pecho, y luego otro, y otro, y otro, hasta asesinarlo con más de sesenta o setenta puñaladas. La asesina sintió satisfecho su instinto criminal.

- Queso – dijo en voz alta Carla Romanini, la asesina, mientras tiraba el Queso sobre el cádaver de Mariano Ontañón.

Al día siguiente, grande fue la sorpresa y la conmoción, cuando descubrieron flotando en Puerto Madero, una bolsa de dormir, con el cadáver apuñalado de Mariano Ontañón, y un Queso adentro.



Una semana después del asesinato de Mariano Ontañón y una semana antes del asesinato de Jonatan Arioli…



El futbolista Matías Nani no lo podía creer. Qué fácil le había resultado llevar a la cama a Carla Romanini, esa bella y rubia modelo, a la que había conocido esa tarde. Todo fue casual, en ese evento de ropa deportiva. Matías Nani, con su 1,89 metros de altura no tuvo problemas en acceder a desfilar para presentar una nueva línea de indumentaria. Luego de hacerlo, Matías mantuvo un breve diálogo con Carla.

- ¿En serio sos futbolista, y no modelo? – le preguntó Carla.

- Sí, soy futbolista. Matías Nani.

- ¿Matías? Me encantan los Matías. Debes de jugar en un equipo importante de Europa, que se yo, el Barcelona, por ejemplo, o el Manchester – Carla dijo todos los equipos de Europa que conocía, su conocimiento sobre fútbol, era bastante limitado.

- No – le contestó Matías – yo juego en Central Córdoba de Santiago del Estero.

- ¿y dónde está ese equipo? ¿En la Z? ¡Ja, ja, ja, ja!

- No, estamos en Primera División en esta temporada. Lo tuyo no es el fútbol.

- Lo mío es el modelaje, y creo que lo tuyo también debería serlo. Sos muy guapo.

- Gracias – le contestó Matías – vos también sos muy linda.

- Mi novio, Emilio Di Marco, está en Europa. O sea que estoy libre, para que podamos tener una noche de diversión.

- ¿Me estas hablando en serio?

- Tan en serio como que me llamó Carla Lucía Romanini, y soy una Quesona.

- ¿Una Quesona? Me causa gracia, ja, ja.

- Vamos a mi departamento de Puerto Madero. La vamos a pasar por muy bien.

Así fue que rato despues el futbolista estaba con Carla en ese departamento. Al futbolista le llamó la atención ver una mesa con cinco Quesos, cinco enormes y gigantescas hormas de Queso Emmenthal.

- ¿Y esos Quesos?

- Eran seis. Ahora quedan cinco. Y quizás el próximo sea para vos.

- ¿Para mí? – preguntó Matías Nani, con intriga y sorpresa.

Ella lo obligó a agacharse, y mientras el estaba de rodillas, se desnudo ante él, ahí el le chupó las tetas, los pies, el culo, todo, entonces ella le fue sacando pieza por pieza, y cuando quedó desnudo, le puso una venda en los ojos. El accedió gustoso, a eso, y con la venda en los ojos, cogieron en forma intensa y apasionada, como le gustaba a Matías, y como le gustaba a Carla.

Aún con los ojos vendados, y despues de haber disfrutado de aquella intensa relación sexual, Matías Nani le preguntó a Carla:

- Espero que un futbolista aunque sea de un equipo modesto, y no del Manchester o del Barsa, te haya feliz esta noche.

- Me hicistes muy feliz esta noche y por eso tendrás un regalo.

- ¿Un regalo?

Carla le sacó la venda de los ojos a Matías, pero el futbolista no la vio pues le daba la espalda, entonces no vio que Carla tomó un gran cuchillo, lo levantó y ¡zas! le dio una brutal puñalada en la espalda.

- ¡Aaaaaaaaaaaajjjjjjjjjjjjjjjjj! – gritó de dolor Matías Nani mientras le daba aquella brutal puñalada.

Siguieron otras puñaladas, ahora con el cuerpo de Matías de frente, cuchillazos en todos lados, Carla era una asesina cruel y sanguinaria, le dio hasta sesenta o setenta puñaladas, una tras otra, hasta saciar su instinto criminal.

- Queso – dijo en voz alta Carla Romanini, la asesina, mientras tiraba el Queso sobre el cádaver de Matías Nani

Para Carla, fue apenas una rutina meter el cadáver de Matías Nani, Queso incluído, en una bolsa para dormir, y tirarlo en los diques de Puerto Madero, donde flotó un buen rato hasta que quizás alguien lo descubrió.

(esta historia continua en Carla Romanini, crónicas de una Asesina de Hombres 2de3)

Texto agregado el 26-12-2019, y leído por 135 visitantes. (1 voto)


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