En un río salado donde nadie se baña, encontraron un sirio que nació muy brillante.
Ese río gastado con su lecho vacio, solo fue descubierto por el árbol más sabio.
Mientras otras especies por su lecho vagaban, en busca de sustento, nada en él encontraban.
Y se fueron del río, se alejaron hambrientos por senderos más amplios, y también desconocido.
Apretaron sus vientres, sujetaron el frío, avanzaron sin tregua hasta hallar un refugio.
Allí formaron un circulo, omenajeando al tiempo abrazando un suspiro, en silencio y vacíos.
Como todos los seres que habitan la tierra, ellos también podían aplacar su destierro.
Durante mucho tiempo se quedaron callados, pero ya no es posible dejar de tener frío y ningún alimento.
Es por tierra, por cielo, por mar y entre montañas, que la vida comienza llenandolos de vida.
Es así que trataron un proyecto más simple, ser parte de los tiempos, la naturaleza pide.
Cruzando muchos ríos, pasando por mil puentes, rozando las ciudades con con la fe de premisa.
Al fin en muchos días, en horas intensas recorrieron las líneas donde nacen los sueños.
sin saber ni entenderlo, encontraron un páramo, que los abrazó; allí de pronto comenzó un nuevo día...
ALESSANDRINI MARÍA DEL ROSARIO |