Por la forma que dio el portazo, Mary supo que no iba bien las cosas. Salió al pasillo y anunció:
—Cariño, ha venido mi hermano.
Su marido gruñó, bufó y dijo palabras entre dientes. Era evidente que estaba de malhumor. Colgó su chaqueta texana y su gorra en la pechera del pasillo. A continuación, se dirigió hacia la nevera, cogió su botellín de cerveza y se sentó en la silla formica de la cocina. Bebió un trago y comentó:
—Bueno, ya me han dado vacaciones indefinidas.
—Ya verás como encuentras pronto otro empleo —le animó Mary. Si eres un manitas.
—Creo que no me explicado bien
—replicó su marido—. Mañana desayunaremos un huevo revuelto y una tostada para los dos...
—Pero si comida no nos va a faltar...
—comenzó a decir Mary.
Él, levantó la mano para pedir silencio. Tras unos breves instantes continuó hablando con la vista fija en algún punto de la mesa:
—Conocí a Mary en el instituto y a las pocas semanas, nos hicimos novios. Un fin de semana fuimos a un verde valle donde hay un rio. Después de bañarnos, hicimos el amor y Mary quedó embarazada... —se quedó callado unos segundos y continuó—: logré entrar en el sindicato y tuve una chaqueta para la boda. Pero Mary no tuvo vestido de novia, ni paseo hasta el altar, ni flores, ni sonrisas... El juez puso los papeles en regla.
Conseguí un trabajo en la construcción Johnstown Company, pero no había mucho trabajo por culpa de la economía. A pesar de todo mis esfuerzos para salir adelante, observo cómo desvanecen en el aire de un día para otro... —supuró y miró el estuche—. ¿Qué llevas ahí?
Su cuñado sacó la guitarra, se la dejó para que examinara mejor. Después comentó:
—Parece buena.
—Cierto, es una Fender Esquire; aunque claro, también depende de mi habilidad para conseguir buen sonido —matizó su cuñado.
—Por cierto, hay un partido de béisbol por la tele. ¿Te quedas a verlo?
—Me encantaría, pero tengo un ensayo dentro de poco. Esta noche tenemos una actuación en un club —repuso el joven.
El marido de Mary fue hacia el salón para ver el partido. Los dos hermanos se despidieron dándose un abrazo.
Cuando anduvo unos metros, el joven compositor tuvo una revelación y se sonrió: "ya tengo un tema para una nueva canción".
En 1980 publicó "the river" valorado por la crítica musical como tres de los mejores álbumes de rock de todos los tiempo. Su apodo, the Boss, se lo pusieron cuando trabajó brevemente en el trio Earth. Se encargaba de percibir y distribuir el dinero entre sus compañeros. No me extrañaría si un fan incondicional le llamase "el jefe del rock and roll". Pero, sin temor a equivocarnos, detrás del sobrenombre hay un hombre que es leyenda viva del rock: Bruce Springsteen.
Nota aclaratoria:
El 8 de noviembre de 2009, antes de interpretar The River al completo en concierto, Springsteen comentó: "The River fue un disco que fue una especie de puerta de entrada a parte de mis composiciones futuras. Fue un disco hecho durante una recesión, tiempos duros en los Estados Unidos. La canción que le da nombre la escribí para mi cuñado y mi hermana. Mi cuñado estaba en la industria de la construcción, perdió su trabajo y tuvo que luchar duro a finales de los 70, como mucha gente hoy en día. Fue un disco en el que empecé a abordar el tema de los hombres, las mujeres, las familias y el matrimonio".
El cuento está inspirado por la letra de la canción de "The river". |