MITAD SOL Y MITAD LUNA


Cuando la noche tardía desvanece
en el albor
surca el aire una energía que insinúa fluorecer,
pareciera que en los sueños
nuestros egos adormecen sus mezquinas obsesiones
y las almas...
libertarias... peregrinan la comarca
contagiando su embriaguez.
A esa hora incongruente las sombras desaparecen
y una luz
diáfana y pura, mitad sol y mitad luna,
sobre el vientre de la aldea se desliza omnipresente
derramando prematura
en su entera desnudez.
En ese instante impreciso que se niega a ser medido
una brisa sin memoria curva el cielo
con su mano,
fluye apenas un momento
y nos roza la conciencia para darnos la primicia
que mitigue
a nuestra esencia del ingrato ilusionista.
Luego los egos despiertan, multitudes en las calles
se columpian en sus suertes
y al final de la jornada
se redimen complacientes si han vendido
sus mentiras.
Al alba la luz es brisa, otra vez nos acaricia,
busca un sueño sin desmayo,
gira el mundo eternamente
preservando a nuestras almas de vilezas y avaricias.