A mi madre, por el decimosexto cumpleaños que he vivido con ella.
***
Madre... En realidad, mamá. Pensar que estoy haciendo esto me hace considerarme bastante estúpido, pues hacía años que no te “regalaba” nada hecho por mí; ¿dónde habrán quedado esos infantiles dibujos, aquellas pequeñas muestras de cariño plasmadas en papel? Probablemente, perdidos estén esos dibujos en una carpeta; no lo sé, y ahora no me interesa saberlo.
Mamá... Tú me diste la vida... No, en serio, no te rías. Es una cosa que todos deberíamos agradecer. Yo lo hago ahora. Recuerdo, aunque muy poco, cuando pedía un hermanito, poco pensaba que le darías la vida como cinco años antes me la distes a mí. Desde entonces, ambos, mi hermano y yo, “compartimos madre”... Suena gracioso, ¿verdad? Y sin embargo, es cierto.
Ahora, en tu cumpleaños, intento mostrarte el cariño que puede sentir un hijo hacia una madre, sin tener en cuenta la edad que éstos tengan, ya sea el hijo un adolescente o un niño, y la madre una mujer de cuarenta años o una anciana de noventa. Como poco, espero que aceptes esta “carta” también como regalo, pues ha salido de mi corazón y no puede compararse con ningún bien material.
Eso es todo... Te quiero, mamá.
|