Ya conoces algunas cosas que hago bien
pero tambien tengo mis ratos grises,
tambien me equivoco y tropiezo
con mi propia lengua.

Esa misma que puede expresar
todo lo que me encanta de ti;
también en ocaciones se vuelve torpe,
sin siquiera poder evitarlo.

A veces corre más rápido que la razón
y al corazón lo deja en la línea de salida,
cegado por el polvo que levanta
con la primera, la segunda y la tercer zancada.

Esa misma que te puede besar
con tanto amor y verdad;
también te puede desgarrar
con palabras inadecuadas
y dudas sin fundamento.
Con deseos bien intencionados
pero que dan pie a malos pensamientos
desafortunados que no quieren
en lo más minimo
sean causa de una tragedia.

¿De que tragedia hablo?
De mirarme como un imbecil
y serlo por no poder ser claro,
por no lograrlo aún queriéndolo.