Mandadle a través de los viejos caminos del dolor.
Hubo siempre un pensamiento. Y el pensamiento conjuró movimiento. Movimiento desencantó la inacción. Sin inacción, dolor era inevitable.
¡Oh!.... ¡Pero lo que podría haberse ganado! Las riquezas solares, los tesoros plateados de la luna, la callada angustia de los bosques, joyas estelares, una a una.
¡¿Que es el dolor pero un simple punzón comparado con esto?!
El viento aulló. Las hojas se movieron susurrando, estresadas y sacudiéndose aquí y allá, A él le gustaría imaginarte allí. Imaginar palabras y movimientos atrapadas, contenidos a duras penas. Sentimientos, fugaces y compartidos, pero realizados de forma brutal. A él le gustaría que fuera exactamente como lo ve adentro de su mente. Un suspiro silencioso, ojos hambrientos a la espera, derrota aceptada y bienvenida. Sobre la colina, en ese extraño claro lleno de piedras quemadas, él te ve, la luz de un sol que nunca deja de ponerse como un halo a tu espalda.
La verdad es, nadie está allí. No yo, no tu. Ciertamente no él. El claro está, y se mantendrá, completamente solo.
Arrojadle a los más pandos confines de la tierra. |