Ayer quise hablar con ella....no lo conseguí. Claro, que ingenuidad, no tengo hermana, es más...nunca la tuve.

Entonces preguntarán ¿estás en tu sano juicio?, si, lógica la pregunta, ¿como pretender hablar con alguien que...no existe?

Es que siempre quise tener una hermana, y en lo posible mayor que yo, las circunstancias no se dieron, es obvio, sin embargo el deseo ahí está, firme en la brecha, no afloja y les comento que de tanto en tanto, zassss! flota y dice aquí estoy.

Pienso que de tener una hermana que supuestamente me vio nacer, me acompañó en aquellos mis primeros días por este nuevo mundo, rió con mis inocentes gateos y se alegró con mis primeros pasitos.

Podría preguntarle que sintió con mi llegada, si del vamos me quiso, o quizás me tenía bronca o celos, no, con seguridad a eso no me respondería, ¿verdad? ¡que tonto! esas cosas no se preguntan.

También le preguntaría si se acuerda de esas masitas cuadraditas que hacía mamá, eran tan ricas, y tal vez sabe como hacerlas, sería tan agradable volver a probarlas, ahhhh...

Pero, así salió, no tengo hermana, porque si la tuviera le preguntaría si se acuerda de....

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