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Inicio / Cuenteros Locales / carlosivankelso / EL CONSULTORIO DEL DOCTOR QUESÓN

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(Relato basado en un hecho real ocurrido en los años 80 en la ciudad de Buenos Aires)

Una tarde cualquiera de un lunes cualquiera en el Consultorio del Doctor Carlos Quesón, famoso y prestigioso ginecólogo, de 37 años de edad. Una de sus pacientes más importantes, la Señora Ana María Pérez, de su misma edad, esperaba para ser atendida.

- Pérez, Ana María – luego de una larga espera, el Doctor Quesón por fin la llamó a la citada Señora Pérez.

La paciente entró al consultorio del médico, considerado una eminencia por el mundo de la medicina, después de haber hecho la carrera en apenas tres años, y de recibirse con veintiún años recién cumplidos.

La Señora Pérez iba a comenzar a contarle al Doctor Quesón su estado de salud, pero el médico le hizo una señal como que se callara y esperara, y el silencio reinó en el consultorio. El médico se puso guantes en sus manos.

El Doctor Quesón abrió un armario y del mismo sacó una enorme, gigantesca, horma de Queso Gruyere, de un tamaño colosal. Depositó el Queso sobre la mesa, para extrañeza de la paciente.

A continuación, el Doctor Quesón, abrió el cajón y sacó del mismo, un arma, un revolver calibre 45 con silenciador. La paciente observó muy extrañada, aunque al ver el arma, la calma empezaba a convertirse en pánico.

Carlos observó a su paciente, levantó el arma, y sin decir palabra alguna, descargo los ocho balazos que tenía sobre la mujer. Los ocho balazos impactaron en el pecho, el cuello y el cráneo de la mujer, que cayó al piso muerta de inmediato.

El medico tomó el Queso y lo tiró sobre el cadáver de su víctima.

- Queso – dijo el Doctor Carlos Quesón.

Con una frialdad absoluta, propia de un gran asesino, de un asesino a sangre fría, el Doctor Carlos Quesón salió afuera y le dijo a su secretaria:

- Llame a la Policía. Acabo de asesinar a la Señora Ana María Pérez. Eramos amantes, pero ella me traicionó. Ahora recibió lo que merecía, un Queso.

La secretaria, una mujer de edad madura y nacionalidad rumana, miró extrañada, y asustada, llamó a la Policía. El médico se sentó y espero que llegaran las fuerzas policiales.

- Arrésteme sargento y póngame cadenas, si soy un delincuente, que me perdone Dios – dijo el Doctor Quesón al entregarse a la policía.

Dicen que el médico fue juzgado con gran prontitud y que lo absolvieron, declarándolo inimputable. Pasado el mal momento, lo más probable es que el Doctor Carlos Quesón siguió ejerciendo la medicina como si nada, y seguramente tirando Quesos a sus pacientes, cada vez que la oportunidad se lo permitía.

Algunos dicen que más de treinta años despues de este incidente, el Doctor Carlos Quesón sigue atendiendo en el mismo consultorio donde cometió ese asesinato, que no fue el único por cierto, y curiosamente posee la misma apariencia física que tenía en los 80, gozando de una juventud más que llamativa.

Texto agregado el 18-11-2019, y leído por 185 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
19-11-2019 ¿Donde atiende? Me encanta el queso. MujerDiosa
19-11-2019 Tendría que haberse llamado Alberto Arenas, como el del tango que citas. Muy buena tu historia, algo loca, pero, historia al fin. giovana22
18-11-2019 Un texto raro. Intriga (no envejece) pero no aclara, y -otro enigma- el relator asegura que no fue el único homicidio. Algo queda rengo en la historia, pero entretenida. Me gustó en definitiva. ricky1811
18-11-2019 *se puso guantes en sus manos. La idea me parece buena, pero el relato seguramente lo escribiste con mucha prisa (Me suele pasar a mi) Antonela80
18-11-2019 ¿Inimputable? ¿{Por qué? za-lac-fay33
 
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