El Frente nacionalista por la libertad de movimiento reivindica, argumentando que tienen de todo: himno, bandera, lengua propia, equipo de fútbol, industria potente,castellets, caganet, pan tumaca y cava, que se van de España, que au revoir, que ya no "te ajunto", que me robas.
Josep Pujol Plà y Figueres, un estudiante con ocho apellidos catalanes que detesta las fronteras, de camino a la Pompeu Fabra, donde cursa tercer curso de Derecho, se tropieza con el piquete que le impide entrar a las aulas.
El joven, que conoce las leyes, les recuerda a los subversivos su libertad de apoyar o no la sentencia en el juicio del Procès.
-Mira qué hago yo con tus derechos, esquirol de mierda-le contesta con violencia un indepe, dándole un puñetazo en la boca del estómago
Entra en acción el tercero en discordia: un trasnochado fascista con el brazo en alto, que grita vivas a Franco, que en esos días anda de traslado del Valle de los Caídos.
La escritora Cristina Morales denuncia la violencia policial y declara que "Es una alegría que haya fuego en vez de cafeterías abiertas", para echar más leña a la lumbre.
En los cines de las maltrechas dos Españas se proyecta "Mientras dure la guerra" de Amenábar. Y no podemos sino recordar la frase mítica del escritor vasco "Me duele España" en estos días de lucha sin cuartel en un país fracturado, como en aquel julio del 36. El barranco de Víznar en Granada, en el sur, se erige en símbolo de ese oscuro pasado de luchas fratricidas. Y la sombra de Machado se vislumbra , triste, camino de Colliure.
En las ciudades del noreste los disturbios callejeros quiebran la paz.
Destrozos, ruidos, fuego, voces,gritos, consignas, golpes y malas caras muestran el rostro torvo de la guerra , en un octubre que solo en el reloj amaneció temprano.
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