Mi amigo el Dr. Héctor me insinuó que plasmara unas reflexiones sobre el amor de pareja. Me entusiasmó y con cariño estas letras se las dedico a mis abuelitos. Ella QEPD.
Querida, recuerdas nuestra alegre juventud.
Tú tenías 18 primaveras,
Yo, todo un profesionista de 27 abriles.
La pasión y el cuerpo a cuerpo nos consumían
Nuestros encuentros: dos, raro a veces, tres diarios
Conocimos la gloria en la tierra
El paraíso era común en nuestra casa.
El tiempo pasó, los hijos llegaron,
Los juegos y las risas ocuparon nuestro tiempo
La loca pasión se convirtió en cariño y amistad,
Tú siempre ocupada: los hijos, la casa.
Yo, absorto en mi trabajo. La verdad:
Sin darme cuenta de la felicidad que tenía.
Las metas se lograron: los bienes y deseos.
Pero, de repente la enorme casa se quedó vacía.
“El nido vacío” lo llamaron. Tu carita triste.
Nuestros niños, ya hombres formaron su hogar.
Un atisbo de felicidad: los nietos.
No te importaban las faenas de la enorme casa
Pues en ella jugaban los niños y te visitaban...
La segunda generación creció:
Ocuparon un lugar los novios y novias
“Es la vida” te dijo el bondadoso sacerdote.
Yo, a tus 70 años te veía hermosa.
Tú, a mis 79 años me veías guapo.
Te dije:
“El verdadero amor es envejecer juntos”.
Al principio, la diferencia de edades
Era un consuelo para mí. Me iría primero
Egoísta y pragmático, pues sin ti,
Mi vida no tendría sentido
Y no sabría qué hacer.
Depresión, maldita depresión. Te enfermaste
Mis amigos médicos te trataron,
Mas, el padre tiempo y la madre naturaleza,
Crueles, no tuvieron compasión.
Yo, ingenuo volví a creer en Dios y recé,
todo en vano, la dama de negro llegó.
Ahora, solo, aunque rodeado de familia
Pensé en dejarme morir.
Pero el rescoldo cristiano me dijo:
“idiota, tú qué sabes”.
Me queda algo de ti: La Esperanza
De si hay un Dios encontrarte una vez más.
Te amo y te amaré siempre a pesar del destino.
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