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Inicio / Cuenteros Locales / za-lac-fay33 / A mi manera o...(Una historia verdadera)

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Era una joven pareja que en ese entonces vivía
en un gran país de Asia con una pequeña hijita
de cuatro o cinco años. Al parecer las familias
de ambos eran adineradas. Co es costumbre allá
en la casa él era quien mandaba, ella obedecía.
Mas él era demandante y no hablaba, gritaba.
-¡Si no haces como te digo, un día te corto un dedo!-
Aquello ya no era vida, ella le dijo que lo dejaría.
-¡Solamente en una forma, tú me podrás dejar: muerta!-
Un día que él regresó a la casa, ella ya se había ido.
Jamás le dijo a donde se iba y la realidad fue que ella
con su hijita emprendió el viaje viniéndose a nuestra América
Vivía en un barrio bonito puso a la niña en kindergarten
y ella consiguió un trabajo al que se iba por la autopista
pues tenía su Toyota chiquito perfecto a sus necesidades.

Una tarde alguien tocó la puerta, ella fue y la abrió ¡Que susto!
Era su esposo, Dios sabe como la localizó.
“Espera” le dijo él “Quiero que platiquemos,
te prometo que he de cambiar y viviremos felices.
No duró esto mucho tiempo, los argumentos seguían.
-“Yo ya te quiero dejar, me iré con nuestra hijita”-
Enojado él la escuchó- “Tu me dejas solo muerta,
ésto te lo dije ya antes ¿No te acuerdas?
Te irás a mi manera o….”- Y comenzó a gritar.
Dejó ella de nuevo la casa pero fue ante la ley,
pidiendo obtener divorcio y restricción para él
para que al fin las dejara en paz. Ambos los consiguió.
Otra casa muy bonita, ya tenía ella trabajo
y ayuda de su familia en Asia. Tranquila vida.
Apartamento de dos pisos donde ella y la muchachita
usaban la planta de abajo y una dama alquilaba la de arriba.

Regresando del trabajo una tarde
el teléfono sonó dos veces, no lo pudo contestar,
no mientras manejaba y así llegó a su casa.
El la esperaba en la puerta y estaba muy enojado
-“¡Te he estado llamando y no hay modo que contestes!”-
-“Yo venía manejando y no lo podía hacer, y tú
¿Qué haces aquí en mi casa? Ya estamos divorciados
y por ley no puede venir a mi casa. Ya te dejé.”-
-“Te dije que para que me dejarme tan solo lo lograrías
Si te alejas con la muerte, esta es la tercera vez”-
-“Ya no quiero discutir, sentémonos a comer”.-
Ella se sentó en la mesa, él se fue a la cocina,
Para luego regresar con un gran de carnicero cuchillo
que blandía en la mano -“Anda déjame ya”-
Le gritó amenazadoramente con maquiavélica sonrisa.
-“Vete y si quieres llévate mi bolsa, pero vete ya”-
Ella pronto se levantó, él se le abalanzó con el cuchillo en la mano,
levantó ella el brazo en forma de protección,
él se lo acuchilló dos veces, pavorida ella corrió
hacia la puerta y escapar, la puerta tenía puesta
la cerradura por seguridad, ella trato de abrirla
él la tomó por el pelo, la tiro al suelo y comenzó
a acuchillarle la pierna izquierda y el brazo.
Ella comenzó a gritar aterrorizada y la mujer de arriba
Preguntó que era lo que pasaba. –“Nada que a usted le importe,
ésta es cosa de nosotros y usted mejor si no se mete!-
Respondió él lleno de ira. Cuando vio como sangraba, se internó en la casa.
Trató la joven madre levantarse, pero no pudo.
Logró por fin abrir la puerta y rodando sobre el cuerpo
logró llegar a la valla, al otro lado de la cual
estaba su carrito estacionado. Como pudo se subió, Le echó llave y esperó que alguien llegara.
Una señora pasó y observando su estado
llamó a la policía inmediatamente, pronto llegó.
La llevaron al hospital más cercano y en el camino
la muchacha les pidió: “Mi hija está en la escuela,
no la lleven a mi casa, mi esposo está ahí y se desmayó.

Eventualmente el caso fue llevado a una corte
Cuando ella se recobró, habían pasado diez meses
tuvo doce operaciones y le faltaban tres más.
El jurado escuchó la interrogación de la fiscal
(Fiscal y defensora eran dos jóvenes abogadas).
A dos kilómetros de la casa capturaron al exesposo.
Sentado adentro de su coche Lexus, no puso resistencia alguna.
No fue difícil localizarlo, la inquilina lo describió.
Los testigos fueron: la víctima llamada Chao-ming, el policía que capturó
al exesposo, al agente que fue el primero en llegar a la casa,
y la detective a quien Chao-ming le había relatado lo ocurrido.
La fiscal hizo un gran trabajo en que se demostró todo
lo ocurrido hasta el menor detalle. Presentó diez y siete
fotografías en colores incluyendo los brazos y piernas de ella
Con cuarenta y seis ( 46 ) cuchilladas, ninguna en el torso,
El porche de la casa cubierto de sangre, la puerta y el comienzo
de la escalera con el enorme cuchillo al pie de la misma,
el carrito de ella, el Lexus de él y en el interior la bolsa
y el celular de ella, todo con manchas de sangre.
Terminó su interrogación la fiscal y el juez le indicó
a la defensora que era su momento de interrogar.
La defensora respondió que no tenía preguntas.
El juez indicó que ahora era el momento en que
los miembros del jurado se retiraban a discutir el caso
y tomar una decisión. A los miembros del jurado
les llevó cosa de quince minutos para regresar
y presentar su veredicto unánime:
Por no obedecer la orden de restricción: CULPABLE.
Por amenazar con intención de hacer daño personal: CULPABLE
Por usar arma en contra de una persona sin defensa” CULPABLE.
Por atacar a otra persona con intención de matar: CULPABLE.
El juez agradeció a los miembros del jurado por su atención y paciencia y les indicó que podían retirarse.

(Conozco todos los detalles de este juicio porque yo fui seleccionado como miembro del jurado. No he logrado borrar de mi mente aquellas terribles fotografías)

Texto agregado el 05-11-2019, y leído por 270 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
08-11-2019 Ausente de amor, conviven con el odio la venganza y el mal.***** Abrazo Lagunita
07-11-2019 Pero qué sentencia le dieron, Rafa? Terribles cosas que pasan. Un buen relato. galadrielle
06-11-2019 La idea de poder que tiene una persona sobre otra, hasta llegar a matarla si esta no hace lo que ella quiere. Exelente relato. jaeltete
06-11-2019 La vileza humana no tiene límites, donde quiera que vallas te encuentras con ellas, incluso hasta en las letras cuando tu escribes. Son odiosas criaturas que de eso sobreviven. Buen relato y triste. *5 pastorga
05-11-2019 Una historia terrible. Y pensar que se repiten en todos los países, qué le sucede al ser humano que se vuelve peor que una bestia y no es por amor, el amor es otra cosa. Esos hombres no tienen sentimientos. Muy buen relato. giovana22
 
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