Cada vez que quiero estar contigo
lo intento,
siento las comisuras de tus labios,
ese carmesí que nunca deja sin sed
pero no te tengo.

A veces pienso que tengo tu mano
la sostengo,
como si tomara un momento tu alma,
delicada ave de largas y fuertes alas,
y no la siento.

Simplemente ayer soñaba tu sonrisa,
la observaba,
fuente inagotable de momentos
que inundan y talan los dolores.
¿Donde esta?

Trazo constelaciones en tu piel,
con lunares,
rodeando mis deseos más furtivos
que llego a creer que son míos.
Y no apareces.

Y te ansío.