Siempre soñó con tener una mujer muy hermosa. Le gustaban las de ojos azules, pero la consiguió de ojos negros. Le gustaban medianas de estatura, pero la consiguió alta. A él le gustaban amorosas y la consiguió fría y calculadora. Ella no era de rutinas, no le gustaba amar con cadenas. En ese acelere por conseguirla, no midió consecuencias. En el amor todo es color al comienzo, pero poco a poco todo empieza a tornarse oscuro.

Angie era bella en todos los sentidos, era una mujer de mundo y no iba a someterse a ningún pelele por más bello que fuera, por más dinero que tuviera. A ella le gustaban las cosas claras, el cielo azul, pues cuando estaba gris lo pintaba. Él era muy celoso y no podía evitarlo, la celaba hasta con su propia sombra. Angie empezó a cansarse de él y ya estaba pensando dejarlo, no soportaba un hombre posesivo. Marco, la seguía hasta el trabajo. Se daba sus modos para no ser descubierto. Pero una compañera de Angie lo descubrió y le aviso a su amiga, quien indignada lo confrontó un día de lluvia.

- Marco, por qué me estás siguiendo?

Marco no salía de su asombro, pues pensó que ella jamás se daría cuenta, con la voz cortada le contestó:

- Yo no te estoy siguiendo, te lo juró.

Ella le respondió:

- No me jures nada, es mejor que cada cual coja un nuevo camino.

A Marco pareció acabarsele el mundo en aquel momento, pues Angie es de esas mujeres que no dan vuelta atrás cuando toman una decisión. Así que todo estaba decidido. Pero no iba a resignarse tan pronto, se fue de la casa, se fue para el norte de la ciudad, pues vivía hasta ese momento en el sur.

A ella no le afectó mucho la separación, pues estaba acostumbrada a defenderse sola desde que era una adolescente. Marco empezó a seguirla para ver con quién salía del trabajo, hacía dónde se dirigía, si iba a bailar o al cine con otro hombre, o se iba sola para la casa.La siguió durante más de un mes y siempre la vio salir sola a esperar el metro. Dejó de seguirla un mes y volvió a seguirla, pero tampoco la vio salir acompañada. Otra vez dejó de seguirla por quince días, quería sorprenderla para que no pudiera negar nada. El día estaba lluvioso. Marco se compró un paraguas blanco y escondido en un árbol estaba esperando a su adorada Angie, quien ese día si salió acompañada. Marco al verla quiso morirse en el acto, pero logro asimilarlo. En su afán por saber quién era el hombre que iba con su mujer, se acercó todo lo que pudo, sacó la pistola y le disparó a aquel hombre que no era sino el otro de si mismo, los disparos fueron certeros y el hombre murió de inmediato. Marco, desde ese día no sabe si él es un fantasma.

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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