(I)
El peso del amor
abrió surcos de ansiedad
en mis urgencias.
Nada puede ser más fuerte
que el recuerdo
fatal de su inconciencia.
Ahora
desde los callejones absurdos de mis años
-sola-
avanza el alma
hacia las anchas avenidas de la ausencia.
(II)
La pena de la ausencia
abrió surcos de dolor
en mis silencios.
Nada vence, sin embrago,
a la esperanza.
Y en soledad espero.
Ahora
desde los callejones estrechos del olvido
-jubilosa-
avanza el alma
hacia las anchas avenidas del encuentro.
Texto agregado el 30-09-2004, y leído por 135
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
30-09-2004
No se puede vivir del amor, dice Andres Calamaro..., pero siempre esta la esperanza (seguro)..., por ahí miente...!
Y eso si que sería bueno...
Eso sería perfecto (como una caricia muy esperada)..., como un beso que te vuela la cabeza...
O, no? (o dos) CalideJacobacci
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