De haber prosperado aquellas proposiciones, la calle habría de haber estado frecuentada a tutiplén por hermanas, a aquellos fines demostrativos.
Y era que cada vez que alguno de nosotros- algo verdaderamente infamante- era comparado con una chica a través de un adjetivo bastante socorrido del castellano- que omito por estar en cabeza de todos-, el ofendido proponía a la hermana del ofensor como medio de prueba. A cuyos fines había primero que sacarla de la casa. Dudo si alguna vez se hizo- lo de sacarla de la casa-; pues, más bien, era como un último recurso lingüístico con el propósito de evitar una contienda. Es decir, que lo importante era ser un machote, y a tales fines demostrativos, la hermana del que lo ponía en duda estaba puesta allí para ello.
Casi se podría decir, por la providencia.
Pero un día, cansado de repetirse, seguramente, a mi amigo Pablito, en lugar del socorrido expediente, se le ocurrió otra cosa.
- Saca a tu madre de tu casa y te lo demuestro.
Aquello eran palabras mayores; que se saltaban la norma no escrita, en nuestra civilización, casi diría, de que las madres eran intocables.
Y efectivamente saltó la chispa que provocó la guerra,
y mediante tal espoleta.
Y aunque se trató de lidiar con una sesión de "ópera"- véanse capítulos anteriores-; esta vez la contienda se prolongó más allá del primer descalabrado. Tan furibunda fue la reacción que tuvieron que intervenir los mayores.
Se había producido una escisión. Nuestras relaciones amicales no volvieron a ser las mismas, si es que se podía seguir empleando tal palabra.
Era viernes- recuerdo. Y lo sé porque, después de que mi madre me curara la pedrada, pusieron el programa de televisión que tocaba los viernes. Esto es:La clave. Un programa con ribetes intelectuales, en el que tras un debate de expertos en cada materia-la que tocaba ese día- se ponía una película ad hoc. Y generalmente muy bien traída.
Por uno de esos caprichos de la memoria, sé que aquel día se habló de la locura. Y después metieron la cinta de Hitchcock "Psicosis".
Salió un loco auténtico; y, no se me olvidará, al parecer, según aquellos técnicos, la locura anidaba en todo. E incluso en los lugares y hechos más inesperados.
También en nuestras batallas a pedradas- pensé mientras los escuchaba.
Nuestro mundo ya no volvió a ser el mismo, instaurándose un proceso en cadena que desde entonces. A veces es mejor ser convencional que ensayar opciones. Aunque, bien pensado, si no hubiera sido por ello, lo habría sido por otra cosa.
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