Estamos en una barca surcando el mar
la brisa nos acompaña suave,
la noche brilla en un azul intenso de estrellas
y contemplando el mar nos abrazamos.

Nadie sabe de nuestro paradero audaz
nos alejamos sin palabras en silencio total,
nos sentíamos perdidos en la ciudad
tomamos nuestros corazones y decidimos unirlos.

Aquí, en la salada mar con sus gaviotas bellas
vemos un planeta diferente, mucha paz,
sabemos que el viento puede cambiar alejándonos
creemos poder alcanzar ese estado especial.

Vamos avanzando a un mundo nuevo, desconocido
pretendemos hacer pie en tierra fértil,
donde no nos alcanza las penas ni la ingratitud
marchamos sedientos a nuestra nueva casa.

Allí conoceremos la verdad de nuestros pensamientos,
la verdad de nuestro amor, la verdad de lo que dejamos,
así veremos con claridad si existe la verdad,
o seremos derrotados por nuestra verdad inmadura.

Alessandrini María del Rosario