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Noche de muertos
El sonido del viento es estridente. La tormenta hace que las ramas de los arboles tomen vida propia. Un cuervo describe una elipse y se pierde sobre el tejado de la vieja casa.
Hacienda de los Velázquez. 1824
Bienvenido viajero
Bajo tu responsabilidad cruza la puerta
Se lee en el letrero casi borrado que esta sobre la puerta. Lo ilumino con mi linterna. Mi auto Nissan Versa esta atascado a unos doscientos metros sobre el camino de terracería. No sé en que momento me perdí. La tormenta era tan fuerte que no me permitió ver las señalizaciones. Si es que las había.
No habrá ningún problema. Me dijo Victoria, mientras me dibujaba un mapa sobre una servilleta invitándome a una fiesta de Halloween en un lugar fuera de la ciudad de Toluca. Justo hoy jueves 31 de octubre. No hay señal en mi móvil. La tormenta arrecia así que decido entrar a la vieja casa.
En la oscuridad tropiezo con un taburete. Suelto un par de imprecaciones, mientras me sobo la espinilla. Alumbro las paredes. Cuadros antiguos cuelgan de ellas. Me acerco a uno. Conde Juan Álvaro de Velázquez, escrito en la parte inferior. Su mirada me captura, y su boca esboza una sonrisa maligna.
Hay muebles también. Cubiertos con sabanas polvorientas que alguna vez fueron blancas. Veo mi reloj de pulsera, 23:50 horas. Ya debería estar en la fiesta -pienso- mientras un rayo ilumina la estancia. Fue solo un instante, pero estoy seguro que vi una silueta al otro lado, a unos ocho metros. Al momento de dirigir el haz de luz de mi lampara en esa dirección se apaga y se escucha el poderoso retumbar del relámpago.
Es inútil, la lampara no prende.
Enciendo la función de Luz del móvil. Es tenue, pero sirve. Me aproximo al lugar donde creí ver la silueta.
No hay nadie, pero…
El piso esta mojado. Un pequeño charco se ve, me agacho y en efecto hay humedad.
¡Hola! Digo sin mucha convicción
Sigo el rastro de La humedad hasta el pie de la desvencijada escalera. Suena la alarma de mi móvil. Son las doce de la noche. Se oye un rechinido en la parte superior. Alguien baja. Con un temblor en mis manos apunto la luz hacia arriba. Una mujer ataviada con ropas antiguas desciende. Sus ojos despiden un fulgor rojizo. Me paralizan.
La reconozco.
Es… Victoria.
Un frió glacial la acompaña.
- Gracias por venir Ray
La escucho decir mientras distingo un par de afilados colmillos en sus encías.
al pie del volcán xinantecatl
toluca méxico
octubre 31, 2019
ray…
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Texto agregado el 31-10-2019, y leído por 337
visitantes. (20 votos)
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Lectores Opinan |
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13-11-2019 |
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Wow. Fabuloso cuento kahedi |
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12-11-2019 |
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Cuentazo amigo. Lo disfruté de principio a fin. Excelente atmósfera. Vaya_vaya_las_palabras |
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12-11-2019 |
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No había visto este texto, Yar querido. Fascinante. Subscribo el comentario de Henrym; yo no lo podría decir mejor. Disfrute total. Bechines. SOFIAMA |
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11-11-2019 |
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De primera la historia, steve yar, y mantienes el justo equilibrio ente el misterio, y el humor (risa maligna del personaje del cuadro; los colmillos de la amiga, a este punto, de Barnabás Collin). Además, las descripciones de la casona y el ambiente muy bien emplumadas. 5* henrym |
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10-11-2019 |
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Narras muy bien estas situaciones de suspenso. Me gusto mucho. jaeltete |
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