Nuevo Ciclo

Manos de fuego
que encendían y escanciaban cálices divinos
incendiaban viejos harapos olvidados
y la piel jóven bullía atremolada
naciendo en espásmos de puro gozo
cubriendo lo antiguo y manchado

Tersa como un caballo jóven
bajo mis nuevas manos
te acariciaba esposa
y los años huían aterrados

Tu rostro y el mío ataviados de sol primaveral
sonreían limpios, perfectos inmarcesibles

y lloré de alegría al fin
al reconocer mi ser inmortal

Antiguos e innumerables recuerdos
me acompañaban en el despertar

Al fin el rayo y la ambrosía
volvían a mi lado

una nueva era milenaria
estaba asomando

más sabio pero no más viejo
dejé las sombras de la senectud
como quien arroja unas sobras

y me senté en el eterno trono
a esperar la Aurora