Con todos los que pululábamos por allí, y a pesar de ser una barriada popular, se podía construir un termómetro social de las españas bastante fidedigno. Compuesto, fundamentalmente, por proletarios, como quiera que a la gente le gustan los roles , teníamos toda la panoplia social suficiente para hacer la representación que es la vida. De resultas devendrían triunfadores. Devendrían triunfadores y, también, víctimas.
Uno, aunque se hacía una idea bastante fidedigna del hecho, tampoco llegaba a sus últimas consecuencias. Quiero decir que no contaba con que podía acabar de felpudo en toda aquella historia y que se podía hacer algo para evitarlo.
Con tales antecedentes me empleaba con naturalidad, sin cálculo alguno sobre el hecho de estar sembrando al mismo tiempo que ambulaba por allí de una manera libérrima y natural.
Nadie me lo había explicado. Por lo que, en general, mi vida ha sido un experimento. Sobre aquel fondo de cartón piedra, poco se podía edificar. Y así, aun con unos principios prometedores, pronto se puso de manifiesto que la palabra relevante en mi futura existencia sería la de "declive", aunque por aquel tiempo no supiera uno ni de la existencia de tal palabra. Y que el único valor de la misma, por otro lado, ha sido el experimental. De lo que se hablará en posteriores entregas.
|