Pensando en la polaridad de la situación, y que cada cual hace sus juicios respecto a lo que pueda suceder en Chile en los siguientes días, manifiesto en este escrito que el malestar que siente Chile es hacia un sistema que fue impuesto con balas y miedo.

Y si bien, no todos enfrentamos de la misma manera el acontecer político al que nos vemos enfrentados, al menos me atrevo a decir que el sistema que fue impuesto hace varios años atrás nos afecta a todos los que no somos parte de una élite profesional o político empresarial.

Aún así, existirá gente que atemorizada por la violencia de la protesta (la cuál se ha expresado con mayor intensidad en las poblaciones mas excluidas de nuestra región) siempre querrá que la convulsión se termine, avalando la violencia estatal, la cuál limpia su imagen constantemente a través de los medios de comunicación.

La revolución en tiempos modernos es compleja, y la convergencia de ideas será una batalla eterna, pero al menos existe una molestia general contra las leyes impuestas, y espero que eso sea lo que nos permita lograr un cambio en este país, el cuál quizás siga cobrando personas torturadas o muertas.