Comí demasiado durante la cena. Después mirando televisión, caí de a poco en un estado de somnolencia. Finamente me quedé dormido, aunque escuchaba y entendía a la perfección el desarrollo del programa que transmitían en ese momento.
De pronto sentí que me sacudían enérgicamente. Era mi señora. No le respondí. Me causó gracia su cara de preocupación. Alarmada, llamó a gritos a los vecinos, que llegaron en unos minutos y me acostaron en mi cama.
Media hora más tarde llegó un médico que me auscultó, puso un espejo frente a mi nariz y boca y, finalmente, provocó el llanto de mi esposa cuando anunció “está muerto”. Me causó gracia semejante disparate, pero no dije nada.
Un par de horas más tarde me llevaron a una funeraria, según pude comprender a partir de las conversaciones que escuchaba divertido en mi cama.
Allí me vistieron con mi mejor traje, me peinaron y maquillaron. Luego me acostaron en un ataúd y me dejaron solo. Descansé el resto de la noche.
Al amanecer, fueron llegando cantidad de amigos y parientes. Yo seguía inmóvil, divertido con tanta jarana, y esperando el mejor momento para despertar y darle una sorpresa a todos.
Esto duró todo el día y toda la noche. A la mañana siguiente cerraron el ataúd donde me habían colocado. Apenas podía contener la risa pensando en la sorpresa que les daría a todos cuando diera por terminada mi broma.
En la capilla del cementerio rezaron el reponso, la última oración de la liturgia de difuntos que se reza por los muertos y luego, lentamente en cortejo, me trasladaron a un pabellón de nichos del cementerio.
Estuve en ese momento a punto de revelar mi broma, pero decidí postergarlo, para lograr un mayor efecto, así que ubicaron el féretro y sellaron el nicho. Yo seguía divertido imaginado la sorpresa cuando revelara mi broma.
Así que sigo aquí, esperando el momento. Aquí adentro se pierde la noción del tiempo, pero estimo que han pasado años, porque percibo el cambio de las estaciones por el calor del verano y el frío del invierno.
A veces me preocupa pensar si no habré muerto realmente, pero a carcajadas rechazo inmediatamente esa idea ridícula.
En los primero años recibía la visita de mi esposa y algunos pocos amigos.
Ahora ya nadie viene... pienso que a lo largo de los años habrán muerto, así que realmente no tengo motivación alguna para salir y además, estoy muy cómodo aquí.
¿O será esto la muerte? ¿Estaré muerto realmente? No, es imposible, esa idea es simplemente ridícula.
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