Quiero saber de vos, no sé si regalarte la luna o el sol y antes de que los descerebrados acaben con el mundo te ofreceré el amor en un abrazo. Siempre quisimos ser libres pero no teníamos alas, gorriones en la madrugada que se estrellaron contra el alba. Pensé que nunca te irías pero te cansaste un buen día y sucumbí ante la destrucción de mi cobardía. Necesitaba saber de vos, verte como un reflejo desde el crisol interior, te parecías al pasado y a la felicidad que precede al daño. Te hubiera amado, cariño, ojos de mar y corazón navegante y sin embargo, en el delirio deambulaste advirtiendo en ti los altibajos de un desastre.
Texto agregado el 23-10-2019, y leído por 100 visitantes. (3 votos)