Una canción más
y el amor en espera,
vocación de perdedora
apostará su alma a las fieras
que recelan el senil de su boca.

Escribo porque no sé hacer otra cosa,
me revuelco en la incertidumbre
que gritan tus ojos
pero no gritan por mí
y juego a reciclar demonios.

Vuela la inspiración
y la capturo con mi atrapasueños,
desobediente nostalgia de amores
que cae en pique hacia mi cerebro deforme.

Escribo porque siempre he preferido
las espinas que la rosa,
¡maldita mentirosa!
no podrás volar
si te atas a las cosas.

¡Siempre reinventándote!
entre las penumbras que guardan tu noche
y los primeros rayos de luz
que amanecen sobre las grietas lacerantes
de un corazón despojado de imposiciones;
¡siempre reventándote!
por tanta intensidad en el ser
entre la tinta y un acorde,
que me redescubren decodificando
las improvisaciones de tu desnudez.