Después de tantos años y ahora con más tiempo, me he puesto a revisar mi ya vieja maleta con mis antiguos libros de notas y algunos cuadernos.
No con gran sorpresa los he encontrado con sus hojas casi amarillentas y el grafito casi borroso en muchos casos y los escritos a tinta, que con la humedad se fueron descoloriendo.
A lo menos algunos se han conservado a través del tiempo, aunque algunos quedaron inconclusos por los borrones que hizo el tiempo.
He disfrutado la mayor parte de ellos; poemas, relatos y canciones, a las cuales a mas de alguno adorne con los acordes de mi guitarra.
Confieso que después de tantos años de su música ya no me recuerdo, pero ello no fue motivo para no alegrarme, después de tanto tiempo.
Hasta vino a mi memoria, quizás uno de mis mentores, para escribir con tanta pasión cada uno de mis cuentos, poesías y canciones, como el relato en castellano antiguo del poema “El Guante” de “Federico Schiller”, descrito de tal manera que uno se transportaba pasando a ser uno más de los espectadores, hasta me parecía ver el escenario y la cara de los actores.
Intenté recomponer aquellos que quedaron inconclusos, pero para sorpresa mía, me he dado cuenta como han cambiado mis sentimientos, como si una puerta se hubiese cerrado y la llave no la encuentro.
Es por ello que por ahora solo escribo “reflexiones”, esperando encontrar esa llave para abrir de par en par esa puerta y volver a reencontrarme con esas juveniles emociones.
No pierdo la esperanza de que esa llamita encendida, en algún momento sea nuevamente una pira enorme, para volcar en cada letra todas mis emociones.
Por ello me repito a cada instante: No más, resignación; No más, tribulaciones.
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