Quisiera creer que aun soy lo que soy y no veo,
esencia concentrada de mi ser que es solo mía.
Intima imagen que vive conmigo
y se encubre tras esa otra apariencia
que visto por una solaz recreación práctica
que me mimetiza con el ambiente y me acoge
que me protege y me acepta sin preguntar.
No desearía ser más allá de mí mismo:
el espejo de mi alma, sin máscaras
ni aditivos, ni sombras que me iluminen,
pero que no me ensombrezcan mi ser.
Ni gloria, ni pena, ni olvido, ni lamento;
espejo mentiroso para mi autoengaño,
mas no sé si estaría preparado.
Desearía no tener esos deseos, subterfugios,
forjadas válvulas de escape,
esperanza fútil y pasajera
para una efímera clandestina felicidad
lisonja banal que no me lleva a nada
y siempre termina por enfrentarme conmigo.
Pero si nada de esto fuera o fuese así,
aún desearía, que por detrás de mi deseo,
mi ser disipado, errante, un día me encuentre,
embozado entre capas de adjetivos proyectados,
para que retomemos aquel primer diálogo,
abierto, sincero, casi sin palabras, espontaneo
para creer que aún estoy allí: dentro de mí.
|