Quiero ensalzar la belleza
de este día en que,
enroscado en el viento,
baja rodando del cerro, hasta sumirse en el río,
el canto del indio muerto.

Río bravío
eterno amigo de ancestrales habitantes
que desangraron su vida en tus riberas.
Vital representante de mi tierra
traes el legado de culturas indómitas
grabado a fuego entre tus piedras.

Tierra de indios.
Agreste y dura
de espinillos y sierras,
marcadas por derruidas pircas
que cantan al viento leyendas.

Tierra de vida.
Tumba elegida.
Córdoba mía.

Amores, voluntades, vidas, muertes,
sonido de tambores, pies descalzos
gritos de júbilo,
llantos de guerra.
Morada del indio altivo y orgulloso
que prefirió morir en el barranco
antes que agachar su cerviz
al invasor y vivir esclavo.

Río no calles tus secretos
trae hasta mi desde la cumbre del cerro
el grito auténtico de la raza,
y así homenajear al que fue y será
de esta tierra,
el verdadero dueño.

María Magdalena Gabetta
Nota de la autora:

Desde el cerro Colchiquín, se suicidaron los Comechingones lanzándose al vacío comandados por el cacique Ongamira antes de ser avasallados por el ejército realista y convertidos en esclavos.
Las “pircas” son las piedras con las cuales cada familia marcaba su propiedad y era muy común en todo Córdoba.