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Inicio / Cuenteros Locales / kahedi / A la puerta del destino Cap 7 Final

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Llegamos al último capítulo, espero no te decepcione y gracias por recomendarme.

***

—¿Se encuentra bien? —preguntó preocupado.

—Sí, —traté de sonar lo más calmada pero mi corazón parecía explotar.

—Luce preocupada.

—Acabemos con esto entonces para que pueda descansar —soltó de pronto mostrando su computador.

¿Acaso será él? Me repetía una y otra vez. ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Soltarme a sus brazos y decirle que estamos destinados?

Ni siquiera sabía si era soltero, tampoco creía en el destino a estas alturas.

—Deidad sé que me estás oyendo, no permitas que lo arruine. Algo me dice que este hombre se está hartando de mi actitud...

—¿Sí? —preguntó chasqueando los dedos sobre mi rostro.

Me di cuenta que meneaba mucho las manos al hablar, que otra señal quería.

—Es soltero? —solté—. Si debía morir, tenía que haberlo hecho en ese instante porque sentí la bilis subirme a la boca, sentí el corazón en la boca, tragué y los devolví a su lugar. ¿Por qué mierda pregunté eso?

—Sí lo soy —contestó serenamente como si a diario le hicieran esta clase de preguntas.

—Ya sabe, se me da por conocer a mis posibles socios —mentí dirigiéndome con la silla a su lado.

—Me gusta oír eso, significa que ya confía en mí.

Traté de concentrarme en esa posición, lo intenté. Así que empecé a leer la propuesta de su plan de trabajo.

Era el dueño de una fábrica de conservas, coincide.

Era soltero, coincide.

Resume su vida como una muestra de superación porque no fue nada fácil al inicio.

Y menciona que tiene muchos socios dispuestos a trabajar con nosotros, coincide.

Mi mente no paraba de repetir la palabra "coincide"

—Parece estar todo en regla, ¿podría guardar estas estadísticas de su empresa para analizarlas después? —pregunté mientras buscaba un pendrive sobre mi cajón del lado derecho—. Guárdelos aquí.

Oh oh

Mi blusa volvió a abrirse, mi pecho estaba expuesto ante el señor X y él claro no evitó ponerse rojo, coincidencia.

—Perdón, yo ... no quise —tartamudeó recibiendo mi pendrive.

—No lo culpo, es hombre al final del día. Si mi mancha de café no lo asustó, no creo que esto tampoco —sonreí tratando de amenizar el momento—. Páseme mi chaqueta por favor —le pedí señalando el respaldar del asiento, mi asiento, el que continuaba ocupando.

—Sí claro, mejor siéntese en su puesto —me dijo y finalmente accedí.

Con mi chaqueta puesta no había nada más que mostrar, el señor Walton me entregó la información y cerró su computador.

Iba a terminar, la reunión acabaría.

¿Eso era todo?

—Lo estaré llamando señor ...¿Cuál es su nombre? No está aquí —dije buscando en la documentación a lo que acercaba mi taza de café a la boca.

—Llámeme como desees, aunque señor X se me da bien.

—¿¡Perdón!? —escupí mi café sobre su camisa.

¡Madre santa!

—Demonios! —grité volando hacia él con servilletas.

—No se preocupe, no es nada —dijo divertido.

—¿Cómo puede divertirle esta situación? Debe pensar que soy la mujer más tonta del planeta y ni siquiera merezco su oferta —dije avergonzada limpiando su pecho—. Por suerte el café estaba demasiado frío.

—No me parece la mujer más tonta del planeta pero sí algo distraída, no lo puedo negar.

—Lo siento de nuevo, es que usted dijo algo que me sacó de lugar y me asusté.

—Me di cuenta —sonrió tomando asiento.

—¿Usted me conoce? —pregunté de pronto porque realmente no sabía qué hacer.

¡Me estaba volviendo paranoica!

—Un poco —contestó después de varios segundos.

—¿Por qué es así?

—¿Así cómo?

—Como si le divirtiera esta situación.

—Yo soy como soy.

¿Deidad?

—Sí —responde secamente.

¡Demonios! pensé

—Ya te dije que no debes invocarlos.

Ya no recordaba cuánto tiempo había pasado, me abalancé a sus brazos, él me recibió con uno muy fuerte. Sentí muchos escalofríos, sentí mucho amor desbordado, sentí una presión inmensa que me inundó completamente. Aquí en mi pecho.

Recuerdos vinieron a mi mente al primer instante en que nuestros cuerpos rosaron, en el momento en que nuestros pechos subían y bajaban de la emoción. Él y yo en una época pasada, él y yo amándonos, él aceptando un castigo por mi culpa, y yo siendo expulsada a la tierra.

¿¡Pero qué demonios!?

Estaba confundida, muy confundida no sé por qué todos aquellos no sé cómo llamarlos...¿recuerdos? de pronto se activaron. Sentí flotar en el aire mientras hacía un recorrido sobre mi vida. En ese preciso instante me enteré que mi nombre es Hannah, de Evans y que siempre estuvo ahí para mí. Lo tenía tan cerca pero a la vez tan lejos.

Finalmente me alejé de él sin soltar su mano.

—Hola —sonreí.

—Hola ¿cómo estás? —me devolvió la sonrisa.

—Había olvidado esto, ya sabes de saber lo que sientes y piensas.

—Lo había olvidado también.

—¿Siempre fuiste tú?

—Sí

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—800 años.

—Gracias por venir Evans —acaricié su rostro atrayéndolo hacia mis labios.

Sonrió

¡Parecía un sueño!

—Lo sé, la gloria —dije sin reparo.

—Shh shh, por fin te recuperé Hannah.

En ese momento fue muy confuso aceptar la realidad, mi realidad.

Fue confuso recordar aquellas cosas, felices y trágicas a la vez. Nuestro castigo.

Pero ahí a esa hora exacta ahí los dos, mirándonos a los rostros, en ese momento no me importó nada más, olvidé quién era, olvidé mi propósito, al final valió la pena. Cada maldito sufrimiento fue lo que me trajo hasta aquí, con él sintiendo sus caricias, su aliento y su protección de nuevo.

Nuestro destino acababa de empezar por segunda ocasión pero esta vez, tendríamos la aprobación de ellos...

¿Ellos?¡ Casi los olvidaba!

Evans me apretó más contra su pecho leyendo mis dudas, leyendo mis pensamientos, mis miedos acumulados por 800 años. Pero la historia debía tener un final feliz, lo merecíamos después de todo.

Estaba segura que ellos al fin aprobrían lo nuestro, no quería volver a hablar con él precisamente, después de todo lo que nos hizo se hace llamar mi padre, pero si debía defender nuestro amor tenía qué hacerlo, debía hacerlo.

—No pienses en eso por favor —su tierna voz me introdujo nuevamente a la realidad.

—¿Todo estará bien verdad? —pregunté abrazándolo más fuerte.

—Todo está bien.

Al inicio de este relato dije que contaría la historia de alguien, nunca dije que sería la mía.

Siempre fue la de él, de mi Evans.

FIN

***

***

Aquí Kahedi, llegamos al final...Sé qué tienes muchas preguntas sobre Wendy/Hannah y bueno ya Evans las despejará en un Epílogo que subiré estos días.

Espero haberte generado algo con este cuento, me encantó escribirlo después haber soñado la parte en la que la deidad se le presenta por primera vez a Wendy mientras caía del edificio. Y bueno quise hacerlo cortico pero no se pudo.

De nuevo gracias por tus comentarios, por leerme y por votar.

Besotes

Kahedi

Texto agregado el 12-10-2019, y leído por 96 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
12-10-2019 Buen relato, los ángeles o seres de otras dimensiones, es una temática que me agrada mucho en libros o películas. De hecho, creo que es mi preferida. Algunas veces son necesarios los finales felices. Un abrazo helenluna
 
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