Soria, mayo 1912

 "Qué diferente son aquéllos paseos del año 1907. Entonces trabajaba como profesor de instituto. Me fijaba en el mínimo detalle: el sonido del Duero, el caer de una hoja, un montón de piedras al lado del camino, el trinar de los pájaros al atardecer... Ahora es diferente, la enfermedad de mi esposa nos recomendaron los médicos franceses, el aire puro de Soria. Paseo para templar mis nervios..."

Aquella tarde salí con el espíritu más alegre: "Leonor ha estado esta mañana cantando, sin parar de preguntarme que cuando saldrá mi próximo libro ". Absorto en mis pensamientos, no reparé en  la presencia del árbol. "Es viejo, puede tener más de un centenar de años". Di un pequeño rodeo y observé algunas hojas.  Saqué mi cuaderno de notas y escribí: "...Seco y en su mitad podrido. Con  las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido..." Me acerqué al tronco y me dió mala espina: "... un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina..." Me senté en un gran peñasco para reflexionar sobre su futuro no muy prometedor: "...Antes  de te derribe con el hacha del leñador y el carpintero te convierta en melena  de campana ... " ¿Hay esperanza? Creo  que no se puede perder nunca : "...anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de primavera."

La profesora de literatura escribió en la pizarra una nota, y animó a sus alumnos:
 -Venga chicos, buscad en internet este poema.
Nacho desconectó rápidamente del chat de amigos porque su profe venía hacia él. Puso el Google y tecleó: "A un olmo viejo, António Machado ".