21.10.2016
Tenía un sueño hermoso pero también infantil que para cuando me di cuenta de ello ya me lo habían hecho añicos, si, los sueños son tan frágiles y más si es infantil pues la inocencia que lo envuelve, lo hace más rompibles. Eso me llevo a unos estados tales que me llene de rencor, de ira, de pena y finalmente de apatía; todo en ese orden.
Primero el rencor fue en contra de todos, pero cuando la ira tomo su lugar fue para dirigirla a una sola persona, fui muy difícil librarme de ella pues todo acto sea positivo o negativo, lo alimentaba y estaba rodeada de tanta negatividad que la ira campeo y lidero mis días con completa ignominia.
La mirada de mis hijos me devolvió mi imagen y lo que vi era tan desagradable que luche y luche para librarme de esa ira destructiva que me consumía, solo para volcar mi ira en pena, pena por mí, pena por mi situación, pena por todo y por todos los días que no pude cambiar; me parecía a una cucaracha que se resistía a morir, pues me resistí a mejorar y cambiar mi propia situación. Entonces sin invitación previa y sin que nadie la viera, la apatía hizo presa de mí, envolviéndome en su manto de indolencia; todo me daba igual y seguí mis días aparentando que todo estaba equilibrado, o al menos eso creía, pues la verdad era que existía porque no me quedaba otra, nada me motivaba solo aparentaba que así era. Hasta que el aparentar se volvió insostenible.
Me volví a mirar mi yo y trate de ver a tal profundidad, que me devolviera algo de lo que yo siempre creí y quien era, y mi esencia estaba tan oculta y batallando para no ceder su existencia, y fue necesario enfocar lo verdadero y real, lo importante e imperecedero, lo único y capaz de apartarme de ese camino, y ahí estaba mi motivo y mi fuerza, no fue difícil verlo, pues eran dos, un niño de 6 años y una niña de 8 meses.
Me fui limpiando de adentro para afuera de a pocos, pero con firmeza, tome un camino largo, no menos engorroso, pero si diferente, mejor, con suelo firme y claro horizonte. Y camine sin detenerme… y sigo caminando.
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