Las estrellas se ocultan de la lluvia. La tierra cruje imperceptible. Me amanece el día.

Los colores se elevan melodiosos. Forman un reluciente puente curvo en la inmensidad azul. Es un maravilloso momento, pleno de emoción.

Mi cuerpo frágil se energiza, con la fuerza de la tierra. Mis latidos son golondrinas que aletean en mi pecho.

Soy bañada tiernamente por el aliento de la vida. El vestuario sobra. Mi desnudez me abraza.

Soy de agua, agua clara y transparente; ahora fluyo.

Doy gracias por la placidez que me inunda, se escurre por mi cuerpo, se instala en mi alma.

Soy feliz de estar en esta orilla, ¡Viviendo! aunque sé que día a día, sutil soy arrastrada, hasta llegar a morir al otro lado de la playa.





M.D