Luna,
Quillamama
Tu invicta belleza ilumina las noches
Majestuosa señalas el paso del Tiempo
En sagrados lugares se guardan tus lágrimas de plata
De tu magnético poder todos hablan
Amiga del espíritu del Agua
Agua no tocada por el sol
La que cura todos los males
Te pido que me cures de mis penas de amor

Quillamama
Muéstrame si la volveré a ver algún día
Oh, madre del Tiempo y de las estaciones
Dame una señal
Y si tengo que dejarla preñada
Sé que tú velaras por ella

Quillamama
Amada y venerada por los hombres
De extraños lenguas y lejanos lugares
Esta noche te reflejas sobre el lomo de quietas aguas
Cuando estoy a punto de partir lejos de mi patria
Te pido que los vientos me sean propicios
Y mi travesía segura
Para volver a mi amada algún día

Nota.-

Quilla o Quillamama es el nombre que le daban los incas a la Luna. Era considerada la hermana y esposa de Inti, el dios Sol, y tenía un bello aposento con láminas e ídolos de plata al interior del templo del Qoricancha, en el Cusco.

Los antiguos peruanos rindieron culto a Quilla invocando su protección a las mujeres y bebes durante el parto. En la costa norte del Perú su culto fue muy fuerte desde tiempos remotos. Los mochicas y chimús, por ejemplo, le llamaban Si y le entregaban ofrendas y sacrificios humanos en hermosos templos piramidales como la Huaca de la Luna, cerca de Trujillo. Lo curioso es que los costeños consideraban al astro selenita como una divinidad de atributos masculinos, a diferencia de los pueblos de la sierra que trataban a la Luna como una amorosa madre protectora.

Existe un mito que narra la infidelidad de Quillamama. Resulta que un hermoso zorro se había enamorado de la Diosa y le imploraba cada noche que accediera a sus requerimientos, hasta que la Luna convencida de su amor decidió soltar una soga de plata por donde el zorro ascendió y llego a su amada para nunca separarse de ella. Cuentan los indígenas que al zorro aún se le puede ver como una silueta que cubre la superficie de la Madre Luna.