La vorágine de mi vida, me hizo pasar por alto muchos acontecimientos. Ocurrieron tantas vivencias y pase saltando de una a otra sin atesorar muchos buenos ratos o quizás otros malos para el recuerdo.
Todo era ahora y ya, olvidando ese presente que se esfumaba al instante sin dejar ni huellas. Muy pocos se fueron quedando como vagas nebulosas en mi mente. Confieso no haber dejado en su momento, un espacio para meditar y calificar, si mi accionar en cada uno de ellos fue bueno o malo o al menos una experiencia para los días venideros.
Por eso después de tantos años, después de correr tanto y tanto, mi paso ahora es más tranquilo y sereno; me permite reflexionar y observar la vida con más detenimiento.
Me encontraba por la mañana rasurando mi barba, cuando algo llamó mi atención a través del espejo. Al mover mi brazo derecho, mi imagen del otro lado lo hacía con el izquierdo.
Entonces me puse a meditar, como sería la vida del otro lado del espejo si todo es lo contrario al que me encontraba en ese momento.
Imaginé un planeta sin guerras, hambrunas, donde la paz reinaría y todo sería al inverso. No habría tantos niños abandonados y tantos sufrimientos. Sería un mundo sin tantos egoísmos, envidias, creo sería mas bueno. Pero también habrían malos y eso no sería aceptable para los de este lado que son buenos. Paradoja interesante para quien lo piense con más detenimiento.
He quedado confundido, porque al final no sabría precisar cuál es mejor o peor y me quedé intrigado por pasarme un rato al otro lado del cristal del espejo.