Me arrebata el deseo
de sentirme abrazada a tu tronco,
meciéndonos con la brisa de los sentimientos,
hombre sauce, brazos envolventes.
Alimentándome, voraz depredadora,
de la savia que desde tus entrañas,
en ríos se desboca.
Me sumerjo en tus cálidos verdes,
aspirando el aire nocturno de octubre,
humedecidos de rocío sensual,
iluminados por estrellas
que se incrustan en tu copa
Yo te habito hombre sauce,
con mi nido de ilusiones,
con mi inaugurada primavera,
con mis pies descalzos enredados
en tus sólidas raíces,
y me envuelvo en tus brazos
dejando mi piel,
íntima, cálida, sensible,
adherida a la rugosidad
de tu cuerpo que me ampara,
sumergidas nuestras cabelleras,
en pasionales aguas,
integrándonos palpitantes,
coloreados en vida,
atrapados en el embrujo
de la mágica acuarela de octubre.
María Magdalena Gabetta
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