Hoy salí a caminar y me fui a un parque, hacía ya mucho tiempo que había olvidado el olor a tierra mojada y tenderme sobre un pasto tierno.
Mientras observaba mirando hacia el cielo, entre las hojas de los árboles jugueteaban los pájaros casi al compás de las hojas movidas por el viento.
Ha llegado la primavera como un nuevo amanecer del tiempo y mientras reflexionaba, bullían en mis pensamientos los colores y aromas que había abandonado hace ya tanto tiempo.
Todos esos años enclaustrado en una ciudad que es solo cemento, de mi casa al trabajo y viceversa durante tanto tiempo.
Qué hermoso y agradable es nuevamente, sentir algo que se habían llevado los años y que fueron tan rápidos pero a su vez muy lentos, sin haber podido apreciar lo que la naturaleza nos entrega en todo momento.
Volvieron de pronto a mi mente, mis recuerdos de niño revolcándome en el pasto, sin prohibiciones de ninguna clase, que bellos fueron aquellos momentos.
Me prometí que de vez en cuando, volvería a estos paraísos terrenales, que hoy cada día son más escasos porque se los está tragando el cemento y el bullicio de los carros que han pasado a ser un tormento.