De tu pluma apasionada
encadené mi adolescencia
y descubrí el amor
entre trenzas y rubores.

Llegaste cuando el fulgor
de la juventud me arrebataba
en un sinfín de hormonas alteradas.

Dialogamos juntos bajo el cielo,
bañados por la luz de las estrellas.
Me acompañaste a mi primer cita
fuiste parte fantasmal de mi primer beso
y tallo del trébol que atesoré
en un libro
para marcar por siempre nuestro encuentro.

Corrimos juntos por el parque de los sueños
y lloré lánguida de pasión entre tus brazos
enredando en tu cuello mis cabellos.

Fuiste caricia en mi pecho virginal,
ansia loca en mi apretada garganta
y, en mis sentidos,
despertaste tañidos de campanas.

Yo te amé, a través del tiempo,
la distancia,
me sentí tu eterna amante
libando el néctar de tu verso apasionado,
robándome el aliento.

Yo te amé, amor primero.
Amor que no entiende de razones.
Amor de juventud, el más sincero,
ese que no sabe de traiciones.

Yo te amé, aún te amo
cuando al reencontrarte
en las páginas de un libro,
la pasión me arrebata,
con tus versos.

María Magdalena Gabetta