De cualquier manera,
en cualquier lugar, a cualquier hora,
de la mano de un gesto, una imagen,
por una palabra escuchada
o el eco lejano de una canción,
el recuerdo selectivo me atrapa,
y me colma de añoranzas.
Manos, caricias, besos.
Paseos, música, libros, una película,
miradas y silencios compartidos.
Café en el jardín entre malvones,
nuestros cuerpos unidos.
Madrugadas de a dos,
desperezándonos contra la almohada,
Noches en compañía frente al tele,
sándwiches, pizzas y vino.
Una estufa encendida a un costado.
Nuestros cigarrillos.
Buscar una palabra
en un diccionario deshojado,
completar un crucigrama.
Reírnos de las gracias del perro.
El gato durmiendo como rey
enrollado en un sillón,
y tus pantuflas junto a las mías,
debajo de la cama
Miradas cómplices,
alegrías por nada,
camisón y piyama.
Hombros que se apoyan
en la vida cotidiana
Recuerdos que me asaltan.
Recuerdos selectivos,
los que no hieren el alma.
María Magdalena Gabetta
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