Soy un signo de pregunta para mí mismo.
Y tengo miedo.
Preso en una inmensa pecera que empieza en mi cabeza y se expande hasta el infito, posiblemente, no lo puedo ver, pero si sé que mide pocos metros. Ese no es el caso.
Aquí hay veloces peces imposibles (así los llamo) que en ocaciones nacen de mí. Otras veces me atraviesan. Eso duele demasiado, paraliza; sin embargo me digo que tal vez sean partos.
Está oscuro y todo es tan borroso que mi pregunta es ¿qué me rodea, qué he dado de mí?
Texto agregado el 23-09-2019, y leído por 68
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Lectores Opinan
23-09-2019
Miremos pasar a los peces y sigamos adelante. glori
23-09-2019
Es bueno cuestionarse cuando se tienen dudas profundas que no nos permiten actuar con naturalidad. Interesante tu texto. maparo55
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