Intentarán amordazar mi boca,
anudar mis manos y mi lengua,
se burlarán ociosos de mi esencia,
destrozarán mis besos y se reirán de mis estrellas,
pero cortaré con tijeras de indiferencia
la represión a mis expresiones más sinceras.
No buscaré me acepten como soy,
nadie puede entrar en el ámbito cerrado de mi mente,
ni conocer las causas que invoco.
Sufriré las agresiones,
cicatrizaré con sal mis desencantos,
encauzando en canales de cordura mis enojos.
Despreciaré ese núcleo voraz
que vive su propio delirio,
con tentáculos ponzoñosos.
No aceptaré disculpas ni pediré perdones,
seré yo, salvaguardando mis límites,
extraño espécimen que mueve a la burla o al desprecio
pero en amplia concordancia con mis pensamientos,
sin actuar por el que dirán,
sí actuando por lo que diré,
aunque intenten amordazar mi boca
aunque les enquiste mi voz
aunque les resulten necias mis letras.
Nada callará lo que soy
ni dejaré de ser lo que siento,
porque prefiero estar feliz conmigo misma,
a infeliz actuando influenciada
por el ultraje ajeno.
María Magdalena Gabetta
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