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1 DIARIO DE SARA (una muchacha pueblerina)
Tina vino de Buenos Aires para ver al abuelo que se está muriendo y apenas pude estar a solas con ella, le dije lo que pasó con Pedro. Me extrañó que no me hiciera preguntas; sólo me dijo que no lo contara a nadie y sobretodo, que no lo supiera mamá.
Cuando se lo contaba, Tina se puso nerviosa y hacía sí, sí, con la cabeza, como si supiera bien de lo que hablaba.
Después me arrepentí, porque empezó a estar de mal humor y le pregunté qué le pasaba, pero no me quiso decir. Yo quería seguir hablando para que me aconsejara qué hacer.
En estos días tenemos mucho trabajo. Se casa Silvana, le estamos haciendo el vestido de bodas. Mamá, entusiasmada con el modelo y con la tela que trajeron de la c apital, repite con orgullo, que es francesa, y al decirlo hasta le tiembla la voz. Exagera, porque no es nada del otro mundo, pero ni me deja tocar la tela. Yo me ocupo del forro.
Silvana se casa con un tipo rico. Es un lejano pariente del padre que vive en La Capital. Vino para conocerla el año pasado, se gustaron y decidieron casarse.
Pedro le estuvo haciendo unas reformas en la casa piensan hacer allí la fiesta. Ahora que falta tan poco para la boda, Silvana está engordando por los nervios. Cada vez que viene a la prueba hay que soltar algunos centímetros de las costuras y de seguir así no va a haber tela para seguir ensanchando.
Me mostró la foto del novio; morochito… bastante pasable de cara, pero chueco y petiso.
Silvana tiene solo dos años más que yo, pienso que a los diecisiete es temprano para casarse. Según mamá los padres no quieren que se le escape el buen partido.
Yo nunca tuve un chico en serio pero Tina que ya pasó los veinticinco, cuenta que en la capital ahora no se casan antes de los treinta.
……………..Al abuelo no lo reconozco; es puro huesos. Respira muy fuerte y a veces pienso que se le va ir el alma en uno de esos resoplidos. Yo me la paso pintando pero aún así es muy difícil estar horas en esa habitación sofocante, escuchando la respiración que chifla y chifla y cuando de pronto para pienso que se murió y soy yo quien se queda sin respirar, pero después retoma con fuerza y respiramos los dos.
El médico dice que no se le puede hacer nada más, que hay que alimentarlo bien para que no se muera de hambre.
Cuando era chica, el abuelo me llevaba a caballito en los hombros por los campos para que viera como crecían los maizales y me enseñó a cabalgar. “Se consume como una vela”, dijo mamá y Pedro contó que a su padre le pasó lo mismo.
El abuelo, quiere que yo siga estudiando pero mamá piensa que el Liceo es más que suficiente para una modista y que a lo máximo me va a mandar a un curso de corte y confección.
…………………..Por la tarde me quedé como siempre unas horas a cuidar al abuelo.
Me alegré cuando Tina entró en el cuarto. Quería seguir nuestra conversación. Tina vivió con nosotros desde que era muy chica, cuando quedó huérfana. Fue más una hermana mayor que una prima. Para mamá es una amiga, se parecen mucho y es solo un poco mayor que ella. Tina trabaja como mucama en la capital. No habla mucho de eso, pero debe ganar bien, porque siempre que llega de visita tiene puesta ropa muy buena y nos trae regalos.
Me extraña que si está trabajando como mucama tenga las manos tan suaves y y las uñas tan bien arregladas. Se lo comenté y me contestó que es porque se pone guantes. Ella sabe cortar en seco una conversación si no quiere seguir hablando, como hizo cuando le conté lo de Pedro.
…………….Al entrar en la pieza frunció la nariz. Me levanté contenta de tener compañía.
_Huele a establo-dijo
_ No se puede ventilar, por el frío.
_ ¿No se despertó?
_ Hablá más bajo.
_ ¿Vos te crees que está despierto?¿escucha?Para mí que no escucha.
_ No sé, pero hablá más bajo ¿te quedás un poco?
_ Sí, vine para hablar con vos de lo que me contaste.
Habló durante media hora y me enteré de muchas cosas. Yo trataba de no mostrar demasiada sorpresa, pero a veces los ojos se me iban para arriba con cejas y todo. Me contó que conoció a Pedro hace como diez años cuando vino con los albañiles de la compañía de construcción que hizo el anexo de la escuela. Tenían la misma edad. Salían juntos a bailar y al cine. También salían a veces con mamá que ya estaba casada. dijo que se divertían mucho con Pedro. De repente él tuvo que irse del pueblo por un problema con la policía, del que no me dio detalles.
……Pasé toda la tarde en la pieza de costura. Estaba tan concentrada por lo que me dijo Tina, que trabajé sin distraerme. Mamá me felicitó. Creo que otro día sus palabras me hubieran llenado de orgullo. Pensaba en las palabras de Tina.
No es que ella no quiera casarse, es que tiene un hijo cinco años y el chico es de Pedro, pero nadie lo sabe, ni él. A mí me lo cuenta para que no me pase lo mismo. Me prometió que me va a buscar trabajo en una familia de la Capital para que pueda irme de casa.
Ella trabaja en lo de un médico solterón que la ayudó cuando estuvo de parto y que trata como un padre al nene.
Tina nos visita una vez por año pero recién ahora me doy cuenta de que cada vez que está por llegar, Pedro se las arregla para no estar en casa.
Cuando empezaba a hacerle más preguntas, mamá me llamó.
Yo le conté a Tina, que una noche de lluvia cuando estaba terminando de lavar los platos él había entrado en la cocina, me tomó de atrás y apretó mi espalda contra su cuerpo, aplastándome el pechocon las manos. Me dio un beso mojado en el cuello, yo dejé caer una olla y el ruido cubrió mi grito de sorpresa. Se encerró en su pieza y al día siguiente se fue. Mamá dijo que lo habían llamado para un trabajo en Santa Clara,lo contratan de vez en cuando y a veces se ausenta durante semanas. Si trata otra vez se lo digo a mamá.
Cuando está aquí hace arreglitos de todo tipo en las casas del vecindario, las mujeres lo adoran, lo llaman a menudo y le pagan bien.
La lluvia duró dos días y todo el pueblo festejó; si duraba más, la sequía iba a malograr la cosecha.
Eso que pasó en la cocina con Pedro parece que me hubiera hecho despertar de golpe. Ni sé si me enojé o fue más la sorpresa.
Veo cosas que antes no veía y pienso mucho más. Antes creo que no pensaba. Pedro me miraba de manera rara en el último tiempo; a mí nunca me miraron de esa manera. Los chicos de mi edad ni me miran, no les gusto, soy grandota y gorda y tengo la nariz un poco torcida desde que me caí del tobogán en el colegio, pero, eso sí, tengo lindas piernas y el pelo no está mal.
………Pasó algo increíble. Silvana faltó a la prueba, nos dijeron que no se sentía bien y después supimos que ya no teníamos que apurarnos con la costura: se escapó de casa mandando al diablo el casamiento. Los padres están desesperados. Desde entonces sueño cosas raras.
Siempre que Pedro no está en casa, mamá se pone muy nerviosa y le salen ojeras. A lo mejor piensa que no va a volver y va a tener que buscar otro inquilino para la pieza.
Siento un nudo en el estómago y al mismo tiempo una gran confusión. El abuelo se muere y me parece que no lo siento como debería, estoy pensando siempre en Silvana que se escapó de casa, en Pedro que me besó en el cuello, en Tina con su hijo secreto o en mamá que tiene ojeras y está nerviosa.
………
Me gustaría creer en algo. No sé qué le pasa a la gente cuando muere, por ejemplo.
De pronto veo lo que me rodea con otros ojos.
¿El papel de las paredes estaba siempre tan descascarado? Los sillones muestran los resortes. La alfombra de paja tiene manchas de pisadas y podría hasta reconocer de qué zapatos.
Hasta los recuerdos me muestran la hilacha ¿cómo no lo noté antes?
Ahora todo me habla de nuestra pobreza, de nuestra ignorancia. No hay libros en esta casa. En mi cuarto quedó uno de sexto grado, que nunca leí. Lo único que me da verdadera alegría es pintar a la acuarela.
……………….A veces recuerdo cuando trajeron a papá, cubierto con una sábana la noche de la fiesta de la vendimia. Yo no entendí enseguida qué pasaba porque tenía seis años.
El cura me acariciaba la cabeza, las vecinas me traían dulces, me abrazaban llorando. Me dejé arropar de cariño y ¡qué raro!, a mamá…no la recuerdo, aunque también ella debe haber llorado conmigo. Tina a lo mejor no estaba. Venía mucha gente y también venían unos policías que se quedaban en otra pieza con mamá. Todos hablaron de un accidente y de un hombre medio borracho que se había peleado con papá y papá se murió por el golpe en la cabeza al caer contra una piedra.
Pronto dejaron de venir los policías y fue como si papá no hubiera existido. Cinco años más tarde Pedro volvió y me enteré de todo porque mamá le quería alquilar una pieza y tuvo una gran pelea con el abuelo, ”Pero vos sos loca le decía, darle la pieza a quien te mató al marido” y mamá repetía que había sido un accidente, que la justicia no lo había declarado culpable y que ella necesitaba el dinero del alquiler .Se salió con la suya, Pedro era una buena compañía, alegre y simpático y se reía mucho con mamá.
Yo a veces escuchaba comentarios que no comprendía y que tampoco ahora entiendo.
……………..El mundo se puso boca abajo en tres días . El abuelo murió. Silvana desapareció del mapa.Cuando recobramos un poco de calma nos dimos cuenta que Pedro se había ido con todas sus cosas, como si no tuviera intenciones de volver.
2 SARA DEJA EL PUEBLO
Sara puso el diario en la valija a pesar de que ya no escribía, Se hubiera sorprendido de su ingenuidad de entonces. Había ignorado la historia de Pedro con su madre, a pesar de que la tenía ante sus propios ojos.
Al cerrar el equipaje cerraba también un episodio de su vida en ese pueblo que languidecía. Los jóvenes habían emigrado casi todos. Muchos viajaban a Italia o a España, otros se acercaban a las ciudades más desarrolladas del país. En el pueblo los viejos morían uno a uno, Sara apostaba consigo misma a quien sería el próximo a abandonar este mundo y, sin darse cuenta, se había convertido en una persona dura e indiferente que hasta sentía una especie de satisfacción cuando se cumplían sus previsiones.
Una nueva ola de habitantes llegaba al pueblo, eran los jóvenes inmigrantes sudamericanos de países más pobres..
En esos años Sara se había dedicado a asistir a su madre y a la costura, dos actividades absorbentes que no le habían permitido cuestionarse sobre lo que quería hacer con su vida. Poco a poco se había endurecido. Se dejaba estar como agua estancada, pero la realidad la obligaba a cumplir con un ineludible servicio filial.
El derrame cerebral sorprendió a María sin preaviso, murió durante el sueño, en silencio, como había vivido en esos últimos años. La soledad cayó sobre Sara mostrándole una nueva realidad. Comprendió que quedarse en el pueblo y suicidarse hubiera sido la misma cosa. La joven estaba siempre algo ausente, extrañamente alejada de las emociones.
Tina se mantenía en contacto con Sara, ella en la Capital veía crecer con orgullo a su hijo y su situación con el médico había sido legalizada hacía años convirtiéndola en una mujer elegante y segura de sí misma.
Tina comprendió que había llegado el momento de tenderle una mano a su prima. Le aconsejó que alquilara la casa y que fuera a su casa en Temperley. Ella se encargaría de buscarle trabajo.
Sara vivía ese momento de su partida en forma fría y fatalista, tal como había superado todos los acontecimientos que la hubieran debido afectar profundamente. Así fue con la muerte del padre y del abuelo. La muerte de la madre, en cambio, le despertó un vago sentimiento de culpa. No había puesto mucha atención en las medicinas que le daba a diario.
El día anterior a la partida había dejado unas flores sobre su tumba y fue allí donde le asaltó la duda de haberse equivocado en la cantidad de las píldoras ¿tres por día o seis por día? A veces estaba tan cansada por el trabajo que hacía las cosas sin pensar.
Guardó a llave la máquina de coser, en el ropero de entrada.
Ya no le quedaba más que hacer sino esperar al muchacho de la verdulería que la llevaría a la estación.
Una mujer joven y hermosa dejaba el pueblo donde había vivido toda su vida y aparte unos pocos saludos, que ella misma había dejado en las casas vecinas, contaba como compañía, solo con ese tímido muchacho de la verdulería que por unos pesos se prestaba a ayudarla.
De pronto se sintió exhausta, la esperaban ocho horas de tren antes de llegar a la capital.
Bajó todas las persianas de la casa. La penumbra la envolvió en un abrazo, los muebles no le decían nada. Sintió que no pertenecía más a ese entorno.
Al scuchar los frenos del camión y salió de la casa con una de las valijas y un bolsón.
_¿Es todo?
_No, en la sala hay otra muy pesada.
La estación no estaba lejos. El muchacho le prometió esperar con ella para ayudarla a subir la valija.
_ Es muy pesada, cuando llegue le van a tener que dar una mano.
_ Me vienen a buscar, no habrá problema.
Sara sabía que Tina y su esposo estarían en la estación. ¿Por qué pesaba tanto la valija? Al repasar mentalmente su contenido le pareció que el peso no correspondía a lo que recordaba haber puesto.
Tuvo un momento de confusión. No era la primera vez que tenía la impresión de que otra persona manejaba sus manos.
Era la hora de la siesta, las casas del pueblo dormían. La casa de Silvana…la escuela…la iglesia… Sintió apuro por alejarse de todo lo que le hablaba de su infancia, no estaba partiendo, estaba escapando. Deseaba estar ya en el tren y entregarse a su traqueteo hasta la llegada a Buenos Aires.
Tina recibióa a Sara con los brazos abiertos. Vivía en las afueras de la capital, en Temperley, en una casa antigua muy amplia dotada de todas las comodidades modernas . Le destinó una gran habitación, con un gran ventanal que daba hacia el jardín, pensaba alojarla en su casa hasta que le encontrara trabajo, pero no había tomado en cuenta la reacción de su hijo y de su marido ante una presencia extraña.
El hijo de Tina, demostró una inmediatoa antipatía por ella y el perro tampoco la aceptó. Tenían que atar al animal para que Sara pudiera moverse por la casa.
El doctor Gustavo le llamó la atención a su esposa.
_Es muy raro que Ring reaccione de esa manera ¿recordás lo que pasó con el hombre que venía a limpiar los vidrios?
El hombre venía a la casa cada quince días para limpiar las ventanas de la casa y en esas ocasiones tenían que atar a Ring o sacarlo de casa para que le dejara hacer su trabajo. En su presencia elperro se agitaba y ladraba a más no poder.
El hombre dejó de presentarse y poco tiempo después supieron que había matado a su esposa y a su suegra.
_No me querrás decir que Ring nos está diciendo algo parecido- rió Tina
_No habrá matado a nadie, supongo, pero el hecho que al perro no le guste, tampoco me gusta a mí.
_ Es que ella está tan acostumbrada a estar sola y siempre fue tan poco expresiva... pero en algo…en algo tienes razón. A pesar de que la conozco bien, no la reconozco, ha cambiado mucho en estos años.
Tina se propuso encontrarle trabajo pronto para que su permanencia en la casa fuera lo más breve posible.
Sara no mostraba interés por ir a la capital, ni por salir de compras con su prima.A pesar de que se había puesto en sus manos, respondía con desgano a toda propuesta.
-¿Qué es lo que te gustaría hacer?
Sara tardó en contestar.
_Quiero entrar en un taller de costura, me gustaría aprender a cortar y crear modelos.
Tina estaba dispuesta a pagarle un curso, pero al mismo tiempo le buscó una ocupación que le permitiera mantenerse y le dejara tiempo libre para la costura. Una de sus amistades conocía a una familia que buscaba una persona para la hijita con síndrome de Dawn.
Las primas se presentaron a la familia y conocieron a la pequeña. Sara mostró ante los ojos sorprendidos de Tina una especial ternura por la nena y fue correspondida con saltos de alegría.
Cerraron trato en un momento. La madre de la nena estaba encantada, le ofreció un buen sueldo, tendría todos los domingos libres y debía ocuparse de Amandita durante las tardes, desde que la niña volvía de la escuela especial. Tenía que asistirla en sus juegos, bañarla, darle de comer y ponerla a dormir. De regreso a asa Ring no ladró.
3 Del diario de Sara Volví a retomar el diario a ver si se me aclaran ciertas cosas. Ya sé que es de adolescentes eso de contarle a una página lo que se hace o lo que se piensa, pero yo no tengo otra manera de recordar lo que hago o le que pienso. A veces tampoco sé lo que siento No sé qué me pasa estoy siempre tan confundida… ¿quién me cambia las cosas de lugar, quién me pintarrajea la cara? Es inexplicable. Ya antes cuando estaba en casa me sucedían cosas raras pero nunca como ahora. Si lo cuento van a pensar que estoy loca. Por ejemplo, llegué a Buenos Aires con una valija pesadísima. Cuando la abrí no podía creer a mis ojos, aparte la ropa que era poca me encontré con la máquina de coser. Yo no la puse allí, puedo jurar que la puse en el ropero de entrada de casa y cerré con llave ¿quien se está metiendo en mis cosas?
Si voy a tratar de poner orden en mis ideas es mejor que me calme y trate de recordar, a lo mejor empiezo a comprender. Llegué a Buenos Aires muy cansada y la verdad es que no me sentí muy bien recibida. El hijo de Tina que es más joven que yo me puso mala cara enseguida porque su perro ladraba ¿tengo la culpa si su perro es histérico? desde entonces me esquiva y lo mismo hace el marido de Tina que es un elegantón con olor a desinfectante. Es médico y lo veo poco, pero la noche que llegué me esperaba con Tina en la estación. Yo estaba hecha un trapo de nervios y cansancio y él dale conversar, dale decirme ¿qué traés en la valija que pesa tanto?
Tampoco Tina es la misma que antes, pasaron casi diez años desde la última vez que la vi. Está siempre muy bien vestida y va maquillada desde la mañana. Ella, la pobre, trata de hacer lo posible para que me sienta bien. Me encontró trabajo enseguida y estoy contenta de vivir en otra casa. Tengo que jugar con una nena. Me gusta dibujar con ella. Yo traje mis acuarelas y le coloreo los garabatos. Vamos llenando cuadernos y cuadernos con nuestras “obras”.
La nena no es normal, Tina me dice que debo decir incapacitada, minusválida, diferente…qué sé yo, a mi no me salen esas palabras. Diré Amandita y se acabó, es un amor de criatura aunque habla muy mal y a veces se queda con la vista perdida como si estuviera antedo cosas que solo ella ve.
Lo bueno que pasó en este tiempo es, aparte el trabajo con la nena que me tranquiliza, es que me encontré en la calle, por casualidad, con Silvana. Ella también se alegró un montón al verme. Tiene un hijo que ya es un muchachito.Yo tenía ganas de saber por qué plantó al novio poco antes de la boda, pero ella me lo dijo sin que se lo preguntara: estaba embarazada y no de su novio. Me llevó a su casa. Me sorprendió ver una foto de ella y del nene en los brazos de Pedro. Debo haber puesto cara de oca porque me dijo que él la había ayudado mucho cuando nació el nene y nada más. Ahora sé que el chico de Tina tiene otro hermano, y quien sabe cuántos más pero mejor no se lo digo.
Silvana trabaja de manicura y pedicura en una peluquería, me dijo que si quería podía enseñarme el trabajo, pero yo tengo mucho que hacer en el taller de Madame Sofía
En la sala de costura el murmullo de las voces de las costureras era como un zumbar de abejas que cuando Madame Sofia estaba presente, se acallaba por completo. La vieja aristocrática era muy exigente y no toleraba distracciones durante las horas de trabajo. Sara trabajaba en el salón como cortadora desde hacía más de seis meses, demostrando tener talento. En poco tiempo ya ocupaba el puesto de jefa cortadora. Cierta mañana , el hijo de Madame Sofía la llamó a su despacho.Sara acudió a su oficina seguida por las miradas curiosas de sus compañeras. El director tomó los cuadernos de Amandita que tenía sobre el escritorio. Sara los miró sorprendida ¿qué hacían esos cuadernos allí? Sin dejarla abrir boca iba blandiendo los cuadernos como si fueran armas y se deshacía en elogios. Sara se sintió apabullada ¿qué estaba escuchando?
_Eres una artista, estos dibujos abstractos son maravillosos…osados, modernos… ¿no dices nada? Son geniales y estampados en tela resultarán espectaculares. En la fábrica de estampado nos confirmaron son entusiasmo la opinión que tuvimos mi madre y yo. Podrían ser la atracción principal de la Feria de la Moda próxima. El cuaderno ideal para esto es el número cuatro. ¡Qué derroche de fantasía, qué originalidad en los trazos y colores! ¿Estás dispuesta a ceder el derecho exclusivo del uso a la firma Madame Sofía?
Viendo el asombro de la muchacha,el joven moderó el tono exhaltado de su voz. El rostro de Sara estaba encendido y parpadeaba como si quisiera despertar de un sueño
_Bueno, cálmate, me imagino que estás contenta, ya nos pondremos de acuerdo sobre las condiciones. Llévate por ahora los otros, a lo mejor los utilizaremos también. Por el momento te daré un pequeño adelanto,consulta con un abogado y consulta con tus parientes, hablaremos después de las fiestas ¿No dices nada, estás contenta? te veo asombrada.
Sara se aclaró la garganta y preguntó con un hilo de voz
_¿Cómo tienen esos cuadernos? EL hombre rió ante la pregunta
_Pregúntale a mi madre, toma esto. Falta poco para el cierre, si quieres puedes salir antes así llegas a depositar el dinero en el banco. Sara bajó la vista y leyó la cifra del cheque. No podía creer a sus ojos.
_ Sigue dibujando. El jefe rodeó la mesa y la acompañó hasta la puerta. Sara salió temblando de la oficina. Sofía la miraba sonriendo desde el fondo de la sala. También sus compañeras tenían los ojos clavados en ella. Sara se acercó a Madame Sofía y por las palabras que cambiaron supo que ella misma le había entregado los cuadernos hacía una semana.Entonces ya no tuvo dudas, llamó a Tina y le dijo que quería hablar con ella y con su marido, tenía que decirles algo importante. Salió del atelier y se dirigió a la parada del ómnibus.
Durante el largo viaje, Sara se sintió afiebrada, débil y al borde del desmayo.
“¿Por qué estas cosas me tienen que pasar a mí? “gritó al entrar como una exhalación en la casa al refugiarse en los brazos de la prima…” por qué, por quééé…?”
Tina trataba de calmarla.
_¿Qué pasó Sara? ¿Qué pasó?
Los sollozos se mezclaban a palabras incoherentes de las que solo se comprendía que hablaba de alguien …”ella, ella, decía”
Poco a poco los sollozos se calmaron y dijo: quiero dormir.
Tina la acompañó a su habitación, la desvistió sin encontrar ninguna resistencia, la joven era en sus manos como un títere sin cuerdas. La acostó, bajó las persianas y abandonó la habitación solo cuando la respiración de Sara tomó un ritmo normal.
Llamó al marido y le pidió que volviera temprano a casa refiriéndole la escena con su prima.
_Por el momento duerme, pero te aseguro nunca la vi tan descontrolada, debe haberle pasado algo grave, quisiera que estés aquí, estoy muy preocupada…sí, no salgo de casa… Gracias Gustavo.
Tina se quedó sentada con la vista perdida en el vacío, el perro le rozó las piernas con el hocico. Tenía que hacer otro llamado. Eran las tres de la tarde, le avisó a la madre de Amandita que Sara estaba enferma y no podría recibir a la niña cuando volviera del colegio, luego se recostó en el sillón desde allí podía escuchar si la joven se despertaba.
Gustavo llegó del hospital cuando Sara aún dormía. Quiso escuchar en detalle lo que su esposa le había dicho por teléfono.
Tina dijo que la llegada de Sara había sido precedida por un llamado dos horas antes, en el que le avisaba que iba a llegar y que quería hablar de algo importante, con los dos.
El escuchar que Sara antes de dormir había dicho que tenía “otra vez “un fuerte dolor de cabeza fue tomado muy en consideración por Gustavo; su especialidad era la cardiología pero la neurología le interesaba mucho.
Ring ladró, se escucharon ruidos en la pieza de Sara, Tina acudió a verla y Gustavo la siguió. La habitación estaba débilmente iluminada por un velador. Al ver llegar a los dos, Sara se incorporó, estaba mejor pero sentía una gran debilidad, hizo un gesto para levantarse que fue detenido por Gustavo.
_Tranquila, quedate en cama, nosotros acercaremos unas sillas y te vamos a escuchar. ¿Querés tomar algo?
_No gracias, quiero sacarme esto de encima lo antes posible…- dijo con gran esfuerzo y tristeza : Gustavo, estoy enloqueciendo.
Gustavo no respondió, la dejó continuar.
_Hasta hoy una venda en los ojos y en la mente me impidieron reconocer que estaba enloqueciendo. Recién hoy tomé conciencia de lo mal que estoy, se aclararon ciertos hechos de mi vida para los que no encontraba explicación y la explicación es que estoy loca perdida..
No sé cuándo empezó. A menudo suelo encontrarme distraída, olvido lo que hice, hago cosas inexplicables…¿Recuerda cuando llegué… mi valija peso plomo? usted me preguntó varias veces qué traía que era tan pesada. Yo misma estaba asombrada, y cuando la abrí vi que había puesto la máquina de coser adentro, ¡ni idea!, yo recuerdo haberla guardada a llave en el ropero de entrada de casa. Otras cosas me pasaban casi a diario, algunas me extrañaban en el momento y luego las olvidaba. Otras las recuerdo…me despierto a menudo en medio de la noche, con la sensación de haber bebido, a mi no me gusta el alcohol…siempre pensé que soñaba y por la mañana no le daba importancia. Creo que también pasó algo parecido cuando cuidaba a mamá. Justificaba con el cansancio de las noches en blanco mis malos modos, la falta de paciencia, los olvidos … Estoy loca… hoy sucedió algo que me abrió por fin los ojos, hasta creo que podría dañar a alguien sin darme cuenta. Hoy en el trabajo el director me llamó y…
Cuando Sara terminó de referirles lo que había sucedido en el atelier, se levantó de un salto, revolvió en su cartera y puso ante los ojos de Gustavo y Tina el cheque en adelanto de los dibujos.
¡Un antícipo! ¿De qué? ¿De un robo?, Amelita es la dueña de los dibujos. ¿Yo se los robé? Pero si siempre dije que son garabatos y que los pinto para pasar el rato con la nena. Ahora resulta que los vendo, que ¡yo! se los dejé para que los viera Madame Sofia, que son geniales, que valen un montón.
El llanto de Sara ya no era histérico, era un lamento desconsolado. Tina se levantó para abrazarla. Gustavo comprendió la gravedad de la situación y prometió ayudarla.
¬_No estás loca, pero necesitas ayuda. Por el momento, ya que tenemos por delante tres días de fiesta, te quedas aquí a descansar. Te voy a poner en manos de un colega y verás que pronto recuperas el equilibrio.
_Voy a preparar algo para comer, dijo Tina, hoy no has almorzado.
Gustavo se quedó con Sara que poco a poco dejó de llorar y lo escuchaba con atención. Ring, que nunca había entrado en su habitación se le acercó.
Los días de descanso trajeron serenidad. Sara se sentía protegida; pensaba que el hecho de haber hablado de su malestar lo había eliminado.
Volvieron a conversar para decidir cuál podía ser el mejor modo de enfrentar la situación.
Tina opinaba que había que dejar todo lo referente a la salud de Sara en manos de Gustavo y de eso no se discutía. Lo que motivó resistencia por parte de Sara fue la decisión de los primos de alejarla del cuidado de Amandita. Sara no quería admitir que podría hacerle daño a la nena, pero poco a poco aceptó la propuesta de Tina de dar un parte de enfermedad y se aconsejara con el médico que la tomaría en cura.
Tina hablaría con los padres de la niña y, al mismo tiempo, los pondría al corriente del entusiasmo que habían suscitado los cuadernos de dibujos de Amandita. Iría también al atelier para escuchar personalmente la propuesta del director.
Sara dijopodría preguntarle a Silvana si podía sustituirla hasta que ella volviera a ocuparse de la niña.
Gustavo parecía no tener nada que agregar, poco después salió para el hospital dejando solas a las mujeres. El relato de Sara lo había alarmado, se comunicó con su colega neurólogo quien aconsejó que por el momento le diera un ansiolítico y que la mandara a hacer una serie de análisis, al mismo tiempo aconsejó ponerla en manos del profesor Héctor Perea, psiquiatra que Gustavo también conocía.
_Yo que la escuché en el momento de crisis, creo que está seriamente afectada. Es una muchacha muy introversa y verla así denota un alto grado de sufrimiento.
Cuando volvió del hospital le dijo a Tina que al dia siguiente Sara y él saldrían juntos para los análisis en el hospital. Sara se dejaba guiar por Gustavo, sabía que era el único que podía aconsejarla.
Después e dos meses Sara empezó a sentir el deseo de retornana la capital. Gustavo prefirió consultarlo con Perea y del progreso de Sara.
Perea lo recibió en la pequeña sala del consultorio.
_ El ansia que manifestaba cuando la vi por primera vez ha disminuido notablemente, tuvo suerte por haber conseguido hablar de su malestar contigo. Por lo menos pudo contar con la ayuda de ustedes para compartir esa carga emocional que comenzaba a sofocarla. Sara presenta un cuadro clásico de doble identidad. Como sucede con en este disturbio el Yo bueno es el que predomina, pero es también el que sufre.
Sara comienza a comprender de qué se trata aunque no acepta que ella misma escape a su control y le haga esas malas bromas. Desde que empecé a tratarla, su doble está menos activo, pero apenas pueda dará un zarpazo. Sara no colabora mucho porque el síntoma se ha calmado gracias a los medicamentos y también debido a su ingenuidad; cree que el solo hecho de haber hablado con ustedes redujo los síntomas, no comprende muchas cosas.
_Sí, la chica viene de un pueblito bastante atrasado de Santa Fe, terminó allí el liceo, pero el ambiente en el que vivió es retrógrado, digamos, es un pueblo que no se desarrolló.
_En efecto, tiene una base de ideas preconcebidas y superticiosas que son un verdadero escollo.
_Mi pregunta es si podrá vivir sin nuestra continua presencia y si es peligrosa para sí misma.
_Probablemente su Yo2 sintiéndose menos presionado, volverá a aparecer. Estoy de acuerdo en que se independice, al contrario, si no, afrontamos el riesgo de que se vuelva muy dependiente. Tendría que seguir viniendo a las consultas dos veces por semana. Hay que insistirle en que tenga paciencia y que colabore.
_¿Se sabe qué provocó el …?
_Ese es todo el problema, cuando ella detecte a lo largo de la terapia cuál fue el stress que motivó su desequilibrio estaremos cercanos a la recuperación. Sé que tú y tu esposa la quieren ayudar, pero sean fuertes; denle la posibilidad de independizarse, pero controlen que no salte las visitas y que siga tomando los medicamentos que le prescribo.
Perea hizo un gesto que señalaba el fin de la consulta. Gustavo se retiró y volvió a su consultorio.
6
El hijo de Silvana se había mudado a casa de los abuelos porque vivían cerca de su colegio. Silvana dormía en lo de Amandita y accedió con entusiasmo a alojar a Saraen su amiga había estado enferma y que debía viajar dos veces por semana para seguir un tratamiento en Temperley. Tina le había dicho que tenÍa que recordarle que tomara los remedios, porque gran parte de su enfermedad eran sus problemas de memoria.
Las dos jóvenes se conocían desde la época del colegio pero ahora se estableció entre ellas una amistad basada en la soledad de ambas.
Haían tomado la costumbre de encontrarse para almorzar antes que Silvana fuera a esperar la llegada del ómnibus de Amandita.
En esos encuentros hablaban por los codos. Silvana era muy extroversa y llegó a decirle que Pedro estaba en la cárcel y lo visitaba una vez por mes. Pensaba que era una injusticia; que si había matado a un tipo, lo había hecho en defensa propia, que ya estaba adentro desde hacía dos años y tenía que descontar una condena de veinte.
Sara, al contrario, no le habló de sus problemas de salud ni del éxito con los cuadernos de Amandita; seguía pensando haberlos robado, aunque la misma madre de la niña le aseguró que esos dibujos sin los colores no decían nada.
En el atelier, Madame Sofía y su hijo Jorge, la recibieron con afecto.
Conforme a lo que Tina había hablado con ellos, debían mantener a Sara alejada de todo con relación al trato con los abogados por la exclusiva de los dibujos. Tina poseía un poder para representarla y los padres de Amandita estaban de acuerdo en que toda posible ganancia se repartiera por partes iguales.
El director la empezaba a mirar con otros ojos. Había vuelto al trabajo embellecida, el descanso en casa de los primos le había hecho recobrar peso y tenía un aspecto espléndido.
Coincidían a veces al salir del trabajo y poco a poco se hicieron muy amigos. Jorge la invitó a su club donde jugaba tenis y la animó para que se inscribiera en una clase de yoga. En cierta ocasión se quedaban con amigos a cenar y bailar en el club y nació entre ellos un sentimiento distinto a la amistad.
Madame Sofía veía con buenos ojos la relación entre los jóvenes y las compañeras la envidiaban y comentaban a sus espaldas. No había sido nunca popular y confundían su timidez con orgullo
Del diario de Sara
Desde que le dije a P erea que de joven tenía un diario insiste en que debo seguir escribiendo y que me será de gran utilidad releer lo que escribí entonces. No tengo ganas. Reconozco que estoy algo mejor, Sara 2 le debe tener miedoa Perea porque no molesta mucho, no tengo ganas de leer qué anotaba esa chica de quince años. Agua pasada.
El profesor dice que al releer el diario, algún detalle me puede hacerme revivir un momento clave, que estamos hechos de recuerdos y olvidos y que sería una gran ayuda para mi memoria…y que patatín y patatán, pero no releo, no lo quiero ni tocar, me compré un cuaderno nuevo para seguir escribiendo.
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Tengo menos visitas de Sara2 aunque sigue hablándome cuando estoy sola con esa voz autoritaria que tiene, me obliga a veces a cambiar de idea sobre algo, e insiste para que no vaya a lo de Perea, otras veces me habla mal de Tina, dice que es una puta que se hace mantener por el doctor. Yo creo que están casados. Sara 2 dice que se da aires de refinada y es tan ignorante como yo o más.
Sara 2 me escribió en el diario con una letra deformada y angulosa:
A SE SSSI II….NA…
Silvana me está poniendo nerviosa. Ahora que me dijo que Pedro está en la prisión me habla todo el tiempo de lo bueno que es y de lo felices que fueron…no quiero escucharla, me da náuseas. Cuando me habla asÍ ELLA reaparece, me despierto cansada, pintarrajeada, con la sensación de haber bebido, Silvana tiene un bar y me di cuenta que hay algunas botellas vacías. Se las voy a reponer, Perea dice que no me preocupe, que Sara2 pronto no me va a molestar…que estoy bien. Claro que estoy bien, estoy enamoradísima de Jorge… Si no fuera por esa idiota sería muy feliz. Perea dice que piense, que me asome a mi mundo interior.No sé qué quiere decir.Claro que pienso, él quiere que le diga cosas que no existen, que dedique más atención a mi relación con mamá Me esfuerzo, pero no consigo nada.
Ya no doy más.
Lo que pienso en realidad, es que en lugar de releer el diario, para ser honesta con Jorge, tendría que hablarle de mi problema. Hasta ahora le dije para justificar mis frecuentes visitas a lo del prof Perea, que adolezco de grandes lagunas de memoria. Hace poco empezó a hablar de matrimonio, simples alusiones, nada formal por el momento, pero me doy cuenta que la idea empieza a darle vueltas en la cabeza. Tengo que hablarle. Yo también quisiera construir con él una familia, pero no podrá ser una familia sana, si no tiene una base sólida, es necesario que le hable. Empezaré por los olvidos y el ejemplo que va convencerlo es el de los cuadernos de dibujo. Él sabe que me había olvidado completamente que se los había dado a su madre. ¿Cómo decirle que no se los di yo que se los dió Sara2 que esa vez tomó coraje y apareció de día. Hasta ahora lo había hecho solo de noche cuando yo creía dormir. El episodio de la máquina de coser en la valija es otro ejemplo que conoce porque yo misma se lo conté como una broma que me hice a mí misma. Ahora lo veo de otra manera. Espero que no se asuste, yo sé que será muy difícil que me comprenda.¿le podré hablar de Sara2 sin que me tome por loca? Estoy muy confundida, lo único que tengo claro es que no puedo casarme hasta queJorge lo sepa y esté dispuesto a esperar que me libere de esta pesadilla. Necesito que alguien me aconseje.
7
Necesito que alguien me aconseje, fue lo último que Sara había escrito en el diario. Esas palabras le volvían una y otra vez a la mente, pero dejaba pasar días y días sin sabér como abordar el tema con Jorge.
Cierto día, Damián, el profesor de Yoga, al terminar la clase le pidió que esperara; quería decirle algo.
Sara se había citado con Jorge en el café una hora más tarde y no tuvo inconveniente en quedarse. Estaba segura que le hablaría de su dificultad para realizar ciertos ejercicios. No estaba preparada para lo que escuchó.
Damián poseía ciertas facultades que le permitían captar el estado emotivo de las personas sin necesidad de palabras. Durante las últimas clases veía que en el aura de su alumna Sara, había una perturbación.
La invitó a sentarse frente a si en la posición del loto. Le pidió que respirara profundamente. Luego repitieron varias veces la palabra OOOOOMmm que Sara conocía porque era con la que abrían todos los encuentros. Luego de un breve silencio, cuando la joven se estaba preguntando por qué la habría retenido, Demian dijo:
_Estás muy preocupada. Algo importante te perturba, te sofoca la necesidad de compartir tus pensamientos y emociones. Necesitas ayuda, siento que es urgente que puedas expresarte.
¬_¿Cómo lo sabe?
_Mi experiencia me permite intuir el estado de ánimo de las personas.
Después de un largo silencio Sara dijo:
_En efecto, estoy confundida.Sigo desde hace dos años un tratamiento psicológico, a lo mejor tendría que haberselo dicho.
_ No creo que el motivo esté relacionado con el tratamiento, si lo fuera, supongo que hablarías con tu médico.
Sara lo miró asombrada ¿estaba frente a un adivino? ella no creía haber dejado trapelar su estado de confusión.
¬_ Si, tengo un problema. Mi novio me propone matrimonio y no puedo aceptar sin ponerlo al corriente de mi estado de salud…mental. Tengo miedo de su reacción cuando lo sepa.
_Yo estoy aquí todos los días un tiempo antes de las clases, basta que me adviertas si vienes, estoy dispuesto a ayudarte a desatar ese nudo que te está sofocando. Antes que te retires y hasta nuestro próximo encuentro si decides venir, lee este mantra y repítelo cuantas veces quieras. Al mismo tiempo respira profundamente, te ayudará.En el papel que le tendía el profesor leyó una frase incomprensible.
NAM MIO RENGHEI KIO
–Es el Sutra del Loto, trata de repetirlo en voz alta varias veces, de mañana y de tarde, hasta que le imprimas tu propio ritmo: estoy seguro que te hará bien. No es necesario que comprendas qué quieren decir las palabras. Sara salió de la habitación estrujando el papel entre las manos.Estaba asombrada de que la ayuda que tanto deseaba le llegara en el momento exacto y de parte de quien menos la esperaba.
Desde entonces, con la ayuda del maestro y con un cotidiano encuentro consigo misma comenzó a cambiar. Aprendió a meditar, a concentrarse, a apartar los pensamientos y a disfrutar del vacío de su mente. Mediante la introspección comprendió que dependía de su propia voluntad acabar con el problema que la acosaban.
¬_Debes agradecer la presencia de Sara2- le dijo una vez el maestro.
_¿Agradecerle?
_Piensa en cuantas ocasiones te ha beneficiado.Agregó que si no podía cambiar lo que vivía debía cambiar su actitud frente al problema y dejar de considerarlo como algo negativo.
Sara se encontró lista para sincerarse con Jorge, y también comprendió que debía bajar las defensas en los encuentros con el profesor Perea y releer el diario de su juventud. Demian solía repetirle.” Si el problema está dentro de ti, allí también encontrarás la solución.
El momento de hablar con Jorge había llegado. Gracias a Demian, Sara había adquirido confianza en si misma y sabía que si el amor del joven era sincero, comprendería que le revelaba todo para que pudieran formar una familia sobre bases de verdad y de recíproco respeto.
Quedó sorprendida ante la reacción de Jorge. Apenas quedó en silencio, la abrazó con calor.
_¡Gracias, no sabes cuánto lo esperabamque me lo dijeras!, si tuviste la fuerza de hacerlo es que estás cercana a la curación. Muchas veces noté que tus maneras no eran las de la Sara que yo amaba. Eran las de una Sara de gesto agrio que trataba de irritarme. No sucedía a menudo..pero….
_¿Lo sabías?
_ Sí, yo también debo sincerarme contigo; hablé con tu primo, el doctor Gustavo. Él me aseguró que estás en buenas manos
_¿Cómo no me lo dijiste?
_Por el mismo motivo por el cual vos callabas; los dos teníamos miedo que esto nos alejara. Se ve que ahora estamos más seguros de nuestros sentimientos,. Tina y el doctor Gustavo me contaron que cuando yo te hablé de los dibujos, algo hizo crisis y les pediste ayuda.
Sara no podía hablar por la emoción, Jorge la acariciaba:
_No te preocupes, ahoras somos dos, estaré siempre a tu lado ¿sabes? me alegró mucho saber que conversas con Demián, te está haciendo muy bien, estás más tranquila, más abierta. Somos jóvenes, tenemos tiempo, verás que pronto podremos hablar seriamente de nuestro futuro.
Sara se sintió aliviada escuchando estas palabras. Los encuentros con Demian agregaban cada vez una nueva luz sobre su mundo interior. Dia a dia Sara veía los logros en su creciente equilibrio y en la calidad de sus relaciones con los demás. Sorprendida y feliz por la actitud de Jorge, sintió que había llegado también el momento de cooperar con el profesor Perea .
Releyó el diario de su juventud y volvió a sentirse confundida. Sara2 pareció retomar fuerza. Comprendió que el próximo paso que tenía que dar era someterse a las sesiones de hipnosis que Perea le proponía y que ella siempre rechazaba.
Después de tres sesiones, el núcleo provocador del desdoblamiento de personalidad fue evidente para Perea, quien poco a poco fue llevando a su paciente a la via de la aceptación. La muerte trágica del padre, cuando tenía apenas cinco años, había desencadenado una actitud hostil hacia la madre. En su entender infantil, la palabra madre se mezclaba con policía , miedo y muerte, la palabra padre se traducía en abandono. Cuando dejó el pueblo pensó que terminaba con el pasado, pero seguía agobiada por el peso de la figura de la madre, simbólicamente representada por la máquina de coser. Ayudada por Perea pudo recordar que cuando después de varios años después de la muerte del padre, Pedro reapareció en el pueblo y fue alojado en la casa, pese a la contrariedad del abuelo, empezó a sentir atracción y a la vez rechazo por ese don Juan pueblerino. Su amor -odio por la madre se evidenciaba también en las dudas que tenía sobre la correcta suministración de las medicinas.
Finalmente la duda más profunda surgió en la última sesión de hipnosis. No conseguía hablar correctamente, tanta era su confusión y en un momento en el que quiso decir Padre , dijo Pedro. El error se repitió varias veces, tan arraigada estaba en ella la duda .En el momento de dejar el pueblo, Sara 2 le señaló el significado de su relación con la madre, poniendo el peso de la máquina de coser en la valija. Con respecto a la madre, Sara vivía en un constante sube y baja de amor y celos.
Según Perea esa segunda parte de su personalidad quería obligarla a abrir los ojos. Damian también había opinado que tendría que ver lo positivo de Sara2. Sólo haciéndolo podría desprenderse de ella.
Tina le disipó la duda de que Pedro fuera su padre. Le dijo que la primera vez que él había llegado al pueblo ella ya tenía tres años y que el padre y la madre la amaban y trataban de educar lo mejor posible. La borrosa figura del padre cobró más nitidez en su memoria. Poco a poco Sara sintió con alivio que emergía de ese sofocante túnel, en el que había vivido desde la infancia.
EPILOGO
La presentación de los modelos con los géneros estampados, fue un éxito clamoroso en el desfile de la colección de primavera, tres años después.
Siguiendo el consejo del director de una galería de arte, se inauguró contemporáneamente una exposición con los dibujos de Amandita y Sara en una sala de la calle Florida.
Silvana, financiada por Sara, abrió una peluquería en el centro de la ciudad.
Ese mismo año, Gustavo y Tina acompañaron a la novia al altar, precedidos por una Amandita sonriente, que iba esparciendo flores a su paso.
SEPTIEMBRE 2019



Texto agregado el 09-09-2019, y leído por 122 visitantes. (1 voto)


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