Abuela pedía la fruta en la feria de Montevideo señalándola, sin pronunciar palabra...
Luego abría su mano, la feriante se cobraba la venta y se la cerraba con una sonrisa...
Recuerdo que el gulash le quedaba buenísimo.
Muchísimos años después, fui a Budapest...
Por el idioma no pude explicarle al taxista que mis abuelos eran húngaros y aunque hubiese podido, un nudo en mi garganta no me dejaba, me parecía ver la abuela "Budda" en cada esquina...
Llovía.
Lo primero que quise visitar fue el viejo mercado.
Me paré en el puesto de las frutas y señalé las cerezas.
Luego puse mi mano abierta y la feriante se cobró los florines.
Todos los viajes son de ida y vuelta...
Texto agregado el 05-09-2019, y leído por 118
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Lectores Opinan
06-09-2019
Me encantó como haz cobijado el valioso recuerdo de tu abuela y el poder visitar su tierra y verla en cada esquina, que emoción enorme. 5* jdp
05-09-2019
De cierta forma me recordó "El abuelo un día" de Alberto Cortez. Felicidades. Bosquimano