No me creerán. Anoche dormía profundamente. Perdón, acabo de recordar que la terminación mente hiere la sensibilidad de los más doctos. Podría decir entonces que anoche dormía con profundidad, pero eso significaría dormir en un subterráneo o en las puertas del mismísimo inframundo. Sea como sea, itero, dormía en el mejor de mis sueños, cuando un repiqueteo me despertó sobresaltado. Aclaro que no me van a creer esto por la sencilla razón de que eran unos dedos que jamás olvidaré: largos, elegantes y de una blancura casi transparente que tocaban mi ventana. Ellos eran parte de una extremidad acaso esculpida por algún célebre artista, sobre todo porque a la mano, brazo y cuerpo, que sustentaba con magnificencia todo aquello, se asomó el rostro de …¡Marilyn Monroe! Ella, que ni siendo un espíritu asustaría a un hombre, confesando que soy bastante miedoso. Me abalancé a la puerta y se la franqueé para que la malograda actriz ingresara a mi cuarto. Ya siento un rumorcillo reprobatorio y me imagino el tenor de la discusión: ¡Deja en paz a la Marilyn! ¡No seas sacrílego! Escuchen primero y después juzguen.
-Say my Darling- le susurré, chapurreando el inglés, que no es mi fuerte.
-Gui, ha ocurrido algo terrible.
La bella actriz, o su magnífico espectro, se dirigió a mí en un castellano impecable, lo que me permitió aventurar que en el más allá se habla nuestro idioma. Ahora, ¿qué cosa más terrible que morirse pudo haberle sucedido?
-¡Que asunto más horroroso! ¡Esto tienes que solucionarlo de inmediato!
-¿Qué…qué tengo que solucionar? ¡Dímelo por favor!
-¡Gik! ¡Ha sido él! ¡Me ha sacado! Tu primer cuento, tu inicio, tu historia, todo ello ha sido despojado. Antes fue tu tío, ocultándome en su ropero, ahora es Gik, sacándome de circulación, acaso por celos, asesinándome también de las letras.
-No creo que haya celos de su parte, porque tengo antecedentes que él es fanático de Greta Garbo. Pero…¡te ha sacado! ¡Eras mi ópera prima!
-Así no más es, pues- dijo en voz muy baja la bella aparición.
De un salto me dirigí al computador y tipié La Página de los Cuentos. El celeste se apropió de la pantalla y de la habitación, ofreciendo un ambiente pleno de misticismo. Coloqué mis datos y se desplegaron mis cuentos. En efecto, Marilyn en el ropero ya había desaparecido. El rostro de la actriz, que contemplaba todo sobre mi hombro, se descompuso.
-¡Dos veces muerta! ¡Esto es desconsolador!
Traté de calmarla y al intentar colocar mi mano sobre su hombro, ésta siguió de largo, provocándome un escalofrío que intenté reprimir, más que nada por compostura.
-¡Es mi culpa! ¡Lo confieso! Gik no tiene nada que ver con esto, soy yo y nadie más que yo. Al escribir y escribir, fui agotando mis casillas, aparecieron algunos cuentos que ya daba por descartados y, ¡Que pena más grande! ¡Que descalabro! Yo terminé con tu existencia.
-¿Tuuuuuú? ¿Y yo que te adoraba por dedicarme ese cuento tan sensible?
Los más impresionables pueden dejar la lectura hasta aquí. Pero si continúan, aclaro que yo no tengo ninguna responsabilidad en ello. Pues bien, la bella, la adorada por todos o casi todos los hombres, se encolerizó tras enterarse de mi culpabilidad y su rostro, ¡Oh su rostro! Adquirió un tono ceniciento y sus facciones se transfiguraron de tal forma que intenté huir de mi pieza. Vana cosa. Su mano recién acariciante, ahora fue una garra que se aferró a mi garganta y oprimió y oprimió mientras susurraba: ¡Hasta la vista, baby!
-¡Noooooo! ¡Nooooo! ¡Marilyn, nooo! ¡Aaagg!
¿Qué Marilyn?
Mi esposa está sentada en la cama. Ha despertado por culpa de mis gritos y se alarma.
-¿Marilyn? –pregunto, despistado.
-Dale con la Marilyn. ¿Me vas a decir quién es esa yegua que se te aparece hasta en tus sueños?
-¿Era un sueño? ¡Gracias a Dios!
-¿Quién es esa Marilyn y esa tal Gik que nombrabas también? ¡Mujerzuelas quizás!
-¡Ah si! Es que la Marilyn estaba en el ropero y el Gik me la sacó.
Mejor no sigo con esto. Voy a contactarme con Gik para que me envíe un justificativo de lo que ocurrió, para que mi mujer se convenza. Por de pronto, mis maletas están afuera de la casa.
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