Todo estaba listo para la cirugía, no era cualquier cirugía, era a corazón abierto, lo cual significaba que había muchos riesgos, por lo tanto, se puede salvar la vida o seguir derecho por el túnel y no volver jamás, pues cuando se miran las luces, nadie regresa. Eso lo sabía Jonás, también lo sabía el médico que iba a realizar la cirugía. Los dos confiaban en que todo saldría muy bien. Esa sería la última cirugía que realizaría el médico, quería retirarse después de cuarenta años de entrega a tan importante profesión, se jubilaba y no quería seguir más en el hospital, había pensado en irse a una finca que tenía a dos horas de la ciudad.
El médico era de ésos que hacen todo lo que está a su alcance por salvar la vida de los pacientes, este no iba a ser la excepción. Llegó la hora, todo marchaba a pedir de boca, las oraciones de Jonás y la pericia del médico hacían presagiar un final feliz, no era para menos, había que pedirle ayuda a Dios y esperar a que Dios esté dispuesto a ayudar, pues muchas veces se le pide y la ayuda no llega en ningún momento y por ninguna parte. Jonás iba todas las noches a la iglesia, rezaba con mucho fervor, el médico también era un buen creyente, no iba tan seguido a la iglesia como Jonás, pero cuando podía se daba una vueltica por la casa de dios. Comenzó la cirugía, las enfermeras y el cuerpo médico cumplían con precisión lo que el galeno pedía, todo estaba controlado. Después de dos horas terminó la cirugía, a Jonás lo llevaron a la UCI, después de un largo rato despertó, lo primero que hizo fue darle gracias a Dios, rezó con fervor un padre nuestro y una ave María, estaba muy agradecido con el creador, también con el doctor, al rato llegaron las enfermeras a ver como estaba, hicieron las anotaciones que siempre hacen, le tomaron los signos vitales, todo estaba muy bien.
Al día siguiente llegaron los familiares, todos estaban felices, Jonás ya estaba haciendo planes para dentro de unos días, se iría de vacaciones a la ciudad luz, luego regresaría a la sucursal del cielo, él era un hacendado y soñaba con hacer realidad un proyecto que traía en mente, construir una planta pasteurizadora y dar trabajo a mucha gente, esa planta le permitiría aumentar su capital, la idea le daba vueltas y vueltas en la cabeza.
Tan pronto como llegó el día, llegó la noche también. El paciente se veía cada hora mejor, de seguir así pronto lo mandarían a su casa. El médico estaba de turno esa noche, andaba pasando revista a todos los pacientes, todos estaban evolucionando. Por fin llegó donde Jonás, quien le agradeció por la cirugía, con gran emoción le dijo:
-Gracias doctor, me siento como nuevo, de no ser por usted, habría muerto.
El doctor lo quedó mirando con mucha compasión y luego le dijo:
-No te preocupes, esa es mi función y a mi me pagan por hacerlo, así que no me agradezcas tanto.
Jonás lo miró extrañado y después le contestó:
-No diga eso mi doctor, gracias de todo corazón.
El médico sacó de una cajita una pastilla, llenó un vaso con agua y le dijo a jonás.
-Toma esta pasta buen hombre, esto te hará muy bien, dormirás y mañana vas a estar mejor que hoy.
Jonás se tomó la pasta y al poco rato quedó dormido como dijo el doctor Garcés, quien al verlo dormido se rió, sus ojos expresaban alegría por la labor cumplida y antes de retirarse de la UCI se dijo en voz baja así mismo. "que creías que no me acordaba lo que hiciste hace cuarenta años atrás, por ir conduciendo borracho atropellaste a mi hijo de cuatro años. Buen viaje al infierno hijo de p.....
AUTOR: PEDRO MORENO MORA
@
|