Tú, que dejaste atrás las puertas del amor. Reniegas de tu ser humilde para tornar en laberintos del orgullo el camino de los que aprecian la bondad. Pero, por algún extraño motivo la magia de los duendes se chocó contra tu áspero cuerpo. Ahora se produce en tí y en los que te acompañan una triste melancolía irremediable pues ya no hay espacio para el pasado. ¿Te cuesta aceptarlo? ¿entonces por qué lo haces? Dañas la ventana de la amistad por la cual un avez y ya no más pude entrar. Tu sombra cerró con un candado de oro que cualquiera puede abrir excepto yo. No sé cómo. Detrás de la dulce mirada que desprendes a cada momento escondes un terrorífico demonio incomprensible para mis capacidades. Pero, ¿qué te ha pasado? Me lo pregunto continuamente. Pareces tú mas cuando te acercas, observas y te fijas bien en aquellos ojos añorados te das cuenta que no eres tú. ¿Cómo es posible tanto dolor? Hipocresía, dices añorar la felicidad que llovía sobre tu corazón con extremados esfuerzos. Lo había empezado a conseguir. Vivir y sufrir. De nada valió. Intenté olvidar las calles que recorrimos juntos. Paseo por ellas y creo verte en cada esquina, poco a poco me axfisian más y más. Se están volviendo más estrechas a cada paso que doy. No me dejan caminar. Era imposible. Negras vías que ahogaban las vías de mi sangre. Soledad inmensa junto a tí. Pero tan feliz...El agua brotaba de mis ojos cada noche. Agua salada que lograba desaparecer en mi almohada y me daba fuerzas para poder estar contigo. Malvado ser. ¿Mereció la pena? Hubiera deseado eternizar cada momento que floreció en mi inocencia, hiciste de mí una degraciada enamorada. Esperaba mucho más de lo que recibí. ¿Y dices ser al contrario? Cínico...Aquella noche en la que sólo nos vió la naturaleza el mundo abrió sus alas para huir de las sombras que desprendes. Dijiste quererme y mentiste. Me alegro de no haber correspondido la declaración. El silencio me salvó el alma. Otra vez la lluvia que empapa mi ropa. ¿por qué deseas volver a mi corazón? Intento olvidarte y no me dejas. Déjame hacerlo. No puedo sin tu ayuda. No.