Apagón general. La oscuridad se traga luces, imágenes, colores. Sólo es un manto negro sobre los ojos de todos, que poco a poco comienza a desvelar tonalidades azulosas o violáceas que devuelven mezquinas formas a la percepción. Comienzan las preguntas: ¿Qué? ¿Dónde? ¿Hasta cuándo? Interrogantes que se suman a las imprecisas figuras que, en sí mismas, son otras incógnitas que se mueven erráticas en las sombras. Pronto, se escucha un rasguido y una burbuja de luz ilumina la faz de los circunstantes, alguien encontró por fin las cerillas y algunas sonrisas de alivio les restan patetismo a esos rostros sumergidos en el claroscuro similar a los retratos del Caravaggio. El fósforo se apaga y otro chasquido provoca un nuevo oasis de luz.
-Debió ser un atentado- susurra alguien.
-¿Qué duda cabe? -responde otro.
-¿Y ahora qué hacemos?
-Aguardar. Pronto llegará la luz.
-No sé por qué, pero la oscuridad siempre me trae a la mente cuentos de aparecidos.
-¡Noo, por favor! No empecemos con eso.
La mujer se aferra a alguien, su esposo, novio, no se sabe.
-Alguien dijo que en la oscuridad los muertos están en igualdad de condiciones con los vivos.
-¡No sigas con eso que me provocas escalofríos! Quien lo dijo, tiene claro que es una soberana estupidez.
La caja de cerillas se ha vaciado y la penumbra reina otra vez en ese cuarto. Nadie pronuncia palabra y el silencio campanillea en los oídos. Las horas se plagan de presagios, de aullidos apagados, de quejidos y sonidos indescifrables. Deben ser las doce de la noche y, por lo menos, un par de horas que todo quedó a oscuras. Se escuchan susurros, risas apagadas, palabras que se desdibujan en ese atajo de sombras.
La puerta se abre con violencia. Una pareja de jóvenes ingresa y enciende la luz.
-Nunca lo había pasado mejor que esta noche- dice ella.
-Y yo. Pero ya es tarde y mañana tenemos que trabajar. Vamos a dormir.
Y la pareja se dirige a su dormitorio y en la sala una vez más imperan las sombras. El mismo silencio y los mismos susurros.
Una voz que es casi un silbido, rompe el rotundo equilibrio:
-En la oscuridad, los muertos están en igualdad de condiciones con los vivos.
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