Es poco común resultar ilesa frente al impacto que causa, el decidir quedarse o tomar distancia estando enamorada.
Una usual manifestación en nosotras, es la nostalgia, sentir vacío el momento o espacio donde nos encontremos, así se esté realizando un reventón de fuegos artificiales.
Vetamos a la risa, y apenas desprendemos gestos cordiales.
Es una actitud muy frecuente que pareciera una regla.
¿Por qué no hacer la excepción?
Desde la actitud, y la asimilación que tomemos frente al hecho.
¿Por qué ellos, deben quedarse en nosotras?
¿Por qué, no quedarnos nosotras en ellos?
¿Por qué, permitir que su recuerdo nos perturbe?
¿Por qué, no perturbar su recuerdo?, pero no a modo de transmitir dolor, sino que a la certeza de la entrega que hayamos hecho…hacer notar que no les será fácil sustituir nuestra presencia.
Aquí un pequeño título…
LAS CERO HORAS
Estaré trastabillando tus recuerdos.
Como un felino insidioso rondando tus pasos,
colgándome de tus piernas,
y en cada escalón ronroneando nuestra historia.
Estaré al ras de tu sábana,
sostenida a la noche
respirando el contorno de tus hombros
sosegada a la corriente tibia de tu cuerpo,
envolviéndome a tus parpadeos,
suelta en tus deseos y al sueño.
Estaré cuando caigas al descanso y cuando ¡Al fin!
busques relajar las horas.
¡Te sostendré!
Tácitamente estaré en tu vida,
porque me llevas.
Porque aunque sin territorio
y a la bondad de lo invisible
¡Tú!
Me has anclado.
En cada sonrisa que mires,
en cada perfil que divises
en cada aroma que cruces
en cada voz o en cada piel que intentes.
Estaré en tu exhalación y en cada inicio de palabra
Y cuando tus labios estén listos para mencionar un nombre;
conspiraré en tu mente porque me he quedado.
Estaré, antes que inicie o termine el día
Las cero horas ¡Siempre serán mías!
Kristy Navez
Trujillo - Perú
Texto escrito 14-10-2018 |